Cuantificar

febrero 12th, 2009

De las famosas preguntas que se pueden plantear al enfrentarse al estudio de un fenómeno, a saber: ¿qué?, ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?, ¿por qué? y ¿cuánto? Puede que sea esta última la que más importancia tenga en la época en la que vivimos. Según el diccionario, cuantificar es expresar numéricamente una magnitud.

 

El interés por cuantificar se ha desatado; de hecho no se puede gestionar lo que no se puede expresar con un número y la humanidad pretende poder controlar mediante variables numéricas todo aquello que sea posible. Algunas veces resulta inquietante apreciar como magnitudes que son claramente imposibles de cuantificar se introducen en escalas numéricas, así el amor, la pasión, el frío o el calor, e incluso el dinero adquiere su inexistente forma del plural cada vez con mayor frecuencia.

 

De todos los campos científico-técnicos quizás sea el ingenieril el que tenga por misión principal la de cuantificar, el reto consistirá en seleccionar adecuadamente la variable a medir y hacerlo correctamente. Obvio es que las bases para poder emplear herramientas adecuadas para tan importante misión las ofrece las matemáticas, sin embargo, lograr utilizar los procedimientos correctos para hallar un resultado exacto es cuestión mucho más compleja, a veces incluso hay que recurrir al sentido común, ya que a la hora de enfrentarse a un problema, a veces, se obvia el por qué y se magnifica el cuánto.

 

A los estudiantes en general, y a los universitarios en particular, les resulta mucho más complicado resolver problemas numéricos (que implican la cuantificación) que aprenderse de memoria una serie de cuestiones teóricas. El proceso de raciocinio que permite llegar a la consecución del valor de una variable no tiene por que ser único y quizás de ahí su dificultad.

 

Y es que por otra parte, eso de la cuantificación está depreciándose. El proclamar que una magnitud tiene tal o cual valor tiene riesgo, justamente el de equivocarse, y sin embargo con excesiva frecuencia da igual un valor que otro, que puede ser el mismo no más por aproximación. No debe quitarse valor al cuantificar pero tampoco ha de desdeñarse el cómo lograr el ansiado resultado, aunque el refranero español concluya: dime cuanto tienes y te diré cuanto vales.