La Junta Directiva de la Federación de Asociaciones de Orientadores de Andalucía (FAPOAN) ha hecho público un comunicado en el que se denuncia el agravio comparativo que sufre la especialidad de Orientación Educativa con respecto al resto, pues a pesar de la oferta generosa de plazas que ha realizado la Junta de Andalucía para el cuerpo de
profesores de Educación Secundaria no se ha convocado ni una sola para esta especialidad.
Primero fue la injusta e inexplicable desaparición de la Psicopedagogía -imposible de convertir en Grado- y ahora el hecho de que la Administración se olvide de mejorar las plantillas de orientadores. Algo habrá que hacer.
A continuación se reproduce el texto íntegro.
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“Ni una sola plaza de orientación educativa: la falta de inversión de hoy multiplicará los gastos en el futuro”
La Federación de Asociaciones de Profesionales de la Orientación de Andalucía (FAPOAN), ante el olvido premeditado de la Consejería de Educación de Andalucía de contemplar plazas de la especialidad de orientación educativa en la oferta de empleo público 2012, quiere explicar a la opinión pública el perjuicio que va a suponer para el sistema educativo andaluz tal decisión.
Actualmente la prevención, detección y evaluación psicopedagógica del alumnado escolarizado se realiza en pésimas condiciones ya que la Administración Educativa andaluza carece de los recursos personales suficientes, quedando una gran cantidad de niños y niñas sin poder ser atendidos adecuadamente tanto en Educación Infantil (0-6 años) y Primaria como en Secundaria obligatoria y postobligatoria.
Por ejemplo, Andalucía sólo cuenta con ocho profesionales especialistas en atención temprana, uno por cada provincia, cuyas funciones múltiples son de coordinación, no de atención directa, imposibilitando llevar a cabo las funciones en los tres ámbitos de actuación regulados por normativa (generales, primer ciclo y segundo ciclo de educación infantil), al carecer de profesionales suficientes, quedando sin ser detectado precozmente el alumnado con necesidades educativas especiales y por lo tanto sin poder ser atendido adecuadamente en los centros educativos, no recibiendo ningún programa de estimulación precoz. La falta de inversión de hoy multiplicará los gastos en el futuro.
En los colegios de Educación Infantil y Primaria, siguen sin poder ser detectados ni evaluados muchísimos alumnos y alumnas con necesidades educativas especiales y altas capacidades intelectuales, no pudiendo adoptarse la modalidad de escolarización más adecuada, ni aplicarse las medidas de apoyo educativo previstas en la normativa. Esto es así, por la imposibilidad de los Equipos de Orientación Educativa (EOEs) para atender la demanda de los centros docentes en materia de evaluación psicopedagógica de este alumnado, debido a la insuficiencia de medios personales y materiales. Un orientador u orientadora de EOE atiende a más de cuatro centros de infantil y primaria, incluso de distinta localidad y poniendo su vehículo propio, además de asumir otras tantas funciones que tienen asignadas para los centros de educación infantil, primaria y secundaria (apoyo a la acción tutorial, asesoramiento al profesorado y familias, relaciones con servicios de salud infantil, etc), más la creciente demanda de dictámenes de escolarización que provienen de los centros concertados
Además, los Equipos de Orientación Educativa manifiestan su preocupación porque ya no van a tener un día de coordinación en la sede, sino que tendrán que acudir a cubrir las vacantes que se vayan produciendo, porque no hay personal suficiente, además de que sólo les pagarán el desplazamiento una vez al mes por asistir a los claustros en los centros de infantil y primaria.
En los centros de educación secundaria ocurre algo similar, el profesorado detecta alumnado que le desborda, porque presenta conductas disruptivas, falta de interés, desmotivación, que no atiende, se levanta y habla constantemente, con niveles de competencia curricular extremadamente bajos, con alteraciones del habla y/o del lenguaje escrito, dificultades y problemas en los aprendizajes básicos, con problemas visuales, auditivos, con alteraciones del comportamiento y conductas asociales, lentos o rápidos en el aprender, dificultades en los procesos de socialización, procedentes de otros países sin conocer el idioma español, etc., en muchos casos no puede adoptarse la respuesta pedagógica adecuada lo antes posible, siendo muchos de ellos, desgraciadamente, candidatos al fracaso y abandono escolar a lo largo de esta etapa educativa. La mayor parte de este alumnado no puede ser detectado precozmente y atendido con la suficiente calidad pues la ratio de alumnado por profesional de la orientación es claramente insuficiente. Para atender psicopedagógicamente a este alumnado se encuentra en cada instituto un único orientador u orientadora, que debe atender en la mayoría de los casos a más de 1200 alumnos y alumnas, sus familias y al profesorado de todo el centro, con la multiplicidad de funciones y tareas que la Consejería de Educación le ha impuesto mediante la normativa vigente. Evidentemente con un solo orientador u orientadora no se puede atender a toda la diversidad. Por otra parte, no debemos olvidar que todo el alumnado del centro, con o sin necesidades específicas de apoyo educativo, necesita orientación personal, académica y profesional, tanto el que se encuentra cursando la Educación Secundaria Obligatoria, la Formación Profesional como el Bachillerato. Además el profesorado necesita apoyo en la acción tutorial, en la orientación académica y profesional y en la atención a la diversidad. Y las familias necesitan orientación en todo lo relacionado con la educación de sus hijos e hijas.
¿Y para cuándo los orientadores y orientadoras en los distintos tipos de centros para personas adultas? ¿Cuál es la ratio de profesional de la orientación por centro en Andalucía? La Consejería de Educación nunca se ha pronunciado en este sentido. ¿Cuántos alumnos y alumnas hay escolarizados en las Escuelas Infantiles, en los centros de educación infantil y primaria, en los de educación secundaria, de personas adultas, centros y aulas de educación especial, etc, tanto en la pública como en la privada? ¿Cuántos orientadores y orientadoras hay? Si realizamos una simple división nos daremos cuenta de que la proporción es de 1 orientador u orientadora por cada 1.800 alumnos y alumnas. En otras comunidades y ciudades autónomas no ocurre esto porque tienen definido un modelo y una ratio. Es más, la UNESCO recomienda que la ratio por profesional de la orientación sea de 250 alumnas y alumnos como máximo. Andalucía es, hoy día, una de las Comunidades Autónomas más atrasadas en la implantación de la orientación en el sistema educativo.
Sobre los Equipos de Orientación Educativa Especializados (en discapacidad motora, auditiva, altas capacidades, atención temprana, trastornos del desarrollo y la conducta) diremos que sólo cuentan con una persona de cada especialidad, en cada provincia. No creemos que sea necesario explicar la insuficiencia de este profesional para poder atender las necesidades de este alumnado.
Un ejemplo reciente de la falta de profesionales de la orientación es el protocolo de detección al alumnado con altas capacidades intelectuales, considerado por las orientadoras y orientadores como no válido para saber qué alumnado es de alta capacidad intelectual. Si realmente se quiere conocer a este alumnado es preciso dotar a los centros de más orientadores y orientadoras tanto en los centros de educación infantil, primaria como secundaria, no mediante un cuestionario al profesorado tutor y otro a las familias.
Respecto a las aulas y los centros específicos de educación especial, nos remitimos al informe elaborado por el Defensor del Menor de Andalucía presentado al Parlamento el 1 de diciembre de 2010, donde podemos apreciar la insuficiencia, entre otros, de profesionales de la orientación educativa y en el que se recuerda la Ley 1/1999, de 31 de marzo, de Atención a las personas con Discapacidad “las personas con discapacidad tendrán derecho, en cualquiera de las etapas educativas, obligatorias y no obligatorias, a la prevención, detección y atención temprana de sus especiales necesidades educativas, a la evaluación psicopedagógica que determine sus necesidades educativas las medidas curriculares y de escolarización, y los apoyos y recursos necesarios para atenderlas, al uso de sistemas de comunicación alternativos y la utilización de medios técnicos y didácticos que faciliten los procesos de enseñanza, aprendizaje y evaluación, así como las necesarias adaptaciones del puesto escolar, y al uso de nuevas tecnologías que mejoren y ayuden a la integración de las personas con discapacidad”.
Por todo ello, la orientación educativa en Andalucía, lamentablemente, ha pasado de ser un factor de calidad establecido en la LOGSE, reconocido en la LOE, a un factor del olvido educativo en Andalucía. Si no, no se entiende que la Consejería de Educación en el Consejo de Gobierno del día 27 de diciembre haya aprobado la oferta de empleo público para personal docente en Andalucía, en la que no se incluye la especialidad de orientación educativa (la primera vez desde la creación de esta especialidad en 1992). No la incluye porque dice que no se necesitan más orientadores y orientadoras, que todas las plazas están cubiertas. No sabemos si tal vez carecen de la competencia básica en razonamiento matemático o desconocen la realidad de los centros educativos andaluces. Mientras las directivas europeas instan a todos los estados miembros de la Unión a intensificar los servicios de orientación educativa y profesional en los sistemas educativos, para construir una sociedad del conocimiento y de la información propia del s.XXI, Andalucía parece seguir anclada en las estrecheces y cortedad de miras educativas del s. XIX. Una verdadera lástima.
La investigación educativa ha demostrado en reiteradas ocasiones que la orientación educativa es un factor de calidad para el sistema educativo pues permite prevenir las dificultades de cara a la consecución del éxito escolar, así como proporcionar apoyo técnico a toda la comunidad educativa, asesorando al profesorado, equipos directivos, a las familias y al propio alumnado para elegir la mejor de las opciones de escolarización, itinerarios educativos y orientación profesional en cada caso. Lo dicho: si dejamos de invertir en orientación educativa hoy, se multiplicarán los gastos en educación en el futuro.