En este post quiero llamar la atención a todos los lectores de mi blog, alumnado, profesorado, curiosos, interesados en la orientación y la tutoría y a los que por azar llegáis aquí, sobre los cambios que en pocos años están aconteciendo en nuestras universidades. Algunos pensaréis que me voy a referir al Plan Bolonia, aunque en cierto modo es así, no es exactamente. Se trata del nuevo modelo de profesor, que paralelo a la implantación de los Grados, se está instaurando de forma paulatina.
Cuando llegué a la universidad trabajé varios años como profesor asociado. Tenía sobre mis espaldas 17 años de experiencia como docente en todos los niveles educativos, desde Infantil hasta Secundaria, pasando por Adultos. Mi experiencia previa ha sido siempre un orgullo personal, porque con ella completo el ciclo de todo docente, hablar de aquello que se conoce y se ha vivido. Ya sufrí algo que me parece cada vez más injusto, la baja puntuación en los baremos de acceso que se otorga a la docencia no universitaria. Un simple artículo en una revista considerada “buena”, es decir, que tenga una adecuada posición en los ranking al uso, vale mucho más que toda una vida dedicada a aquello que ahora se va a enseñar en la universidad. Pero así están las cosas y lo aceptas o te dedicas a otra cosa.
Lo cierto es que conseguí llegar, me costó mucho trabajo, pero lo logré. El primer día que me puse ante los alumnos comprobé lo importante que era hablar de aquello que se conocía por los libros y por haberlo vivido. Haberlo vivido, qué importante es. Y mis alumnos lo reconocieron desde ese primer momento, por las anécdotas, por hablar de problemas reales, de soluciones reales, de situaciones reales, … de vida. Un profesor de universidad que enseña a maestros y ha sido antes maestro sabe de lo que está hablando, interpreta lo que muchos autores importantes dicen en los libros y pone en la realidad las teorías que iluminan, pero no dan luz suficiente cuando a las situaciones problemáticas se pone cara y ojos. Sabéis a qué me refiero.
Pues bien, prácticamente a raíz de iniciarse la implantación del Plan Bolonia las universidades están apostando por un profesorado joven, sin experiencia previa. No es que lo busquen, pero las condiciones económicas de un profesor sustituto interino hacen que nadie con experiencia (normalmente un funcionario) se decida a dejar su trabajo para conformarse con un sueldo bajo en relación con lo que se exige al trabajador.
Me imagino a un cirujano que enseña a operar a los futuros médicos sin haber estado antes en un quirófano de un hospital, a un abogado que explica técnicas de oratoria y persuasión sin una experiencia en un jucio real, a un arquitecto nunca edificó un bloque de pisos mostrando los inconvenientes que presenta la construcción y así seguiría la lista. No se trata de que todo el profesorado cuente con esta experiencia previa, ni mucho menos, hace falta también profesores noveles que se formen en las aulas, pero la comunidad universitaria y la sociedad no deberían permitir que se relegue al olvido al profesional que accede a la universidad desde un contexto de trabajo al que ha dedicado parte de su vida y desde el que puede promover procesos de mejora de la formación del alumnado.
La convivencia en nuestras aulas universitarias de profesores con experiencia previa y profesores noveles es, bajo mi punto de vista, una exigencia irrenunciable en una docencia universitaria de calidad.
En parte comparto la idea que se refleja en el texto expuesto. La comparto porque he sufrido la falta de experiencia del profesorado universitario en mis propias carnes.
Pero ¿qué profesor no acepta trabajar en la universidad cuando se le ofrece? Volvemos a hablar de lo mismo, como siempre. La experiencia es algo muy importante en la vida, y sobre todo cuando hablamos de experiencia docente siendo profesor de universidad. Pero, ¿qué experiencia vamos a obtener si hoy en día las oportunidades de trabajo son reducidas?
Acabada tu licenciatura, grado, máster…ilusionado/a por trabajar y…estancado/a por la falta de ofertas en esta sociedad. Es algo bastante triste que veas que después de haberte esforzado tanto y a lo largo de un gran intervalo de tiempo, no obtengas resultados.
Si has estado desempeñando otro trabajo, no muy relacionado pero que tiene algo que ver, y te ofrecen una plaza como esa, la aceptas, sin ninguna duda. Pero, ¿por qué no nos ayudamos entre todos? ¿Por qué los profesores con experiencia, tanto en todos los niveles como en la universidad, no ayudan a los noveles? Por algo tenemos que empezar, y debemos de apostar por nosotros mismos, esforzándonos al máximo y acabar con la idea de “novel”.
Siempre se habla de colaboración entre profesorado, por qué no se va a colaborar aquí y ayudar a esos docentes noveles sin experiencia a organizar sus clases o simplemente a mostrarles el programa del profesor anterior para tener una idea. Supongo que eso se hará pero algunos profesores van muy perdidos y muy poco organizados en sus clases, ¿Por qué?
Otro aspecto a tratar muy importante es el de las consecuencias de esa formación que está realizando el profesor novel. Se podrían proponer algún tipo de ayuda o formación para estos docentes.
Es un tema bastante difícil y no me sitúo en ningún lugar, porque ambos extremos me afectan (soy alumna y maestra sin experiencia).
Un saludo compañer@s.
Para mí lo más importante es la experiencia, de ella se aprende. Pongamos el ejemplo del niño pequeñito que ya empieza a entender las palabras de sus padres y estos le están diciendo “no toques ahí (imaginemos un cactus) que te vas a pinchar” y el niño sigue tocando por alrededor, por el macetero, hasta que al final toca el cactus. Porque los padres se lo estén diciendo, no significa que el niño esté aprendiendo que el cactus pincha, verdaderamente lo aprende una vez que se ha pinchado, es decir cuando lo ha experimentado. Igual ocurre con todo en esta vida. Cuando tu madre o tu padre te dicen “no te eches novio/a tan pronto que ya me lo dirás, ahora todo es muy bonito pero la gente se harta”, pero tú nada, ni caso, novio o novia a los 16 años y al tiempo te das cuenta de que has empezado muy pronto, que hay tiempo paro todo, que quizá estás cansado/a; pero eso no lo has aprendido de las mil veces que te lo han dicho tus padres sino una vez que lo has vivido. Y así podría seguir poniendo mil ejemplos para demostrar que la experiencia sino lo es todo, lo es casi todo.
Con todo esto quiero decir que, cómo van a funcionar las cosas simplemente superando unas pruebas y unos exámenes completos de contenidos, aprendidos de “memorieta” o, a lo sumo, haciendo una exposición ante un tribunal inventada, idílica pero sin nunca haberla llevado a cabo.
Estoy de acuerdo que no puede valer más una puntuación de un examen que toda una vida llena de experiencias (con errores y aciertos, con soluciones y fracasos…).
Vuelvo a repetir, es muy importante la experiencia. No obstante si a los nóveles no se les deja entrar en este mundo cómo van a tener experiencia.
Las cosas no están muy bien desde tiempos lejanos, pero si simplemente nos quejamos y nos ponemos pesimistas no vamos a ningún lado. Por esto yo intento ver algunas soluciones, pero como persona sin esta experiencia de la que he hablado antes, no sé si serán efectivas:
– El doble o incluso el triple de tiempo de prácticas que de teoría en cualquier tipo de enseñanza y a lo largo de las carreras. Por ejemplo, para mí y para mucha gente el prácticum de magisterio es lo que nos enseñó verdaderamente “de que iba la cosa”, además mucha gente coincidimos en que lo que nos enseñaron en la carrera, la teoría, es muy diferente a lo que vivimos y vimos en el colegio.
– Las prácticas de cualquier ámbito profesional deberían estar tutorizadas por docentes con experiencia.
– Además, habría que apostar por la autoformación.
– Abrir oportunidades para los nóveles, pero que éstos contaran al principio de su quehacer profesional con la tutorización y guía de docentes con experiencia.
– De este modo los docentes noveles aportarían los nuevos y renovados conocimientos y los antiguos la experiencia. Como una simbiosis.
La culpa de esto no viene de los docentes, ni noveles ni expertos, porque esto de la escasez de prácticas, la falta de tutorización por docentes expertos, de que valga más un examen que la experiencia, etc., no es su problema sino del sistema educativo y del sistema de acceso a la función docente.
Ahora bien, si esto se consiguiera, si sería responsabilidad de los docentes la autoformación y la colaboración para la simbiosis de la que hablaba anteriormente.
Hola a tod@s!!
¡Ya no hay marchar atrás, y el plan Bolonia es una realidad!.
Creo que los objetivos reales del plan Bolonia no es mejorar la calidad educativa, desde la perspectiva del alumno, los planes de estudio no tiene encuenta el beneficio de los estudiantes, solo se limita a un reparto de créditos que impiden compaginar los estudios con un trabajo, obligando a los alumnos asistir al aula para aprobar las asignaturas, por lo que o se dan más ayudas económicas a los estudiantes (que además luego cuando cuenten con un sueldo medio ha de devolver,) o solamente podrán acceder a estudios superiores aquellos jóvenes que provengan de familias adineradas y que se lo puedan costear, además Bolonia también repercute muy negativamente a los estudiantes que por suerte o desgracia no nos pilla la implantación de este plan, ya que tendremos que completar nuestra formación con master y cursos con un precio mínimo de 1000 euros para estar en igualdad de condiciones con respeto a los compañeros y compañeras que se formen con las condiciones de Bolonia. Con Bolonia hace que se pierda el valor de los estudios universitarios, pues de momento las diplomaturas y licenciaturas serán poco valorados hasta llegar al punto de no ser objeto diferenciador entre dos candidatos a poseer un puesto de trabajo, pero sin tendrá como vinculo común el ahorro de las arcas a partir de las colas procedentes del parado. Pues Bolonia ya tiene la solución, los grados, estos serán los que marcaran las verdaderas diferencias, pero ante todo duplicando el valor económico de los créditos ¿A que se esta jugando, en verdad le interesa la calidad educativa?
Desde la perspectiva docente su situación al asumir las condiciones de Bolonia va de las misma, pues Bolonia tampoco beneficia bajo mi punto de vista al profesorado, pues no se tiene encuenta su experiencia como educador, al igual que en la situación de los alumnos su formación como profesional es solo un papel de letras, donde tiene mayor prioridad el escribir en un artículo en tal revista de impacto antes que la formación y especialización docente, todos nosotros ya hemos sufrido las consecuencias de esto con algunos profesores/as universitario/as que tiene como prioridad un bolsillo lleno de billetes que su formación y el beneficio y formación como futuro profesionales de sus alumnos y alumnas ¿Estáis pensado en lo mismo que yo?. A Bolonia esto no le importa, lo que si es de su agrado es obligar a los docentes a promover ideas a partir de los recursos materiales y humanos de las universidad en beneficio de las empresas y obligar a los docentes a cumplir la presente meta para que su formación no quede estancada y se remonte a una mera hoja con letras impresas.
¿Dónde estábamos en la presentación de este plan? ¿Dónde estamos actualmente? ¿Dónde estaremos en el futuro? ¿Dónde quedan los frutos del esfuerzo personal, familiar, económico, tanto del profesorado con experiencia y del discente en sus estudios? ¿Cuál es el objetivo del plan Bolonia, intereses educativos o económicos? Juzgar vosotros mismos.
Un saludo.
¡ Hola a todos/as!
Después de leer el texto, me ha gustado mucho tu experiencia vivida como maestro en tu etapa anterior a la universitaria, porque me identifico con lo que expresas en dicho artículo, ya que también llevo ejerciendo 19 años de maestra.
Es cierto, que cuando hablamos, siempre nos basamos en nuestra propia experiencia en la escuela, que nos enriquece como personas y profesionales.
Sabemos muchas cosas por los libros, pero también hemos aprendido mucho de nuestra propia experiencia, de anécdotas que hemos vivido, de hechos reales, de situaciones problemáticas, de satisfacciones personales cuando conseguimos éxito en nuestro trabajo con nuestros alumnos, y nos vemos recompensados por padres, compañeros,….
Nos sentimos muy orgullosos/as de ser maestros, y si algún día saliésemos del mundo de la escuela como tutores, para el mundo de la orientación, inspección, universidad,… siempre será nuestro referente y nuestro punto de partida.
No cabe duda, que la experiencia es un “grado”.
Actualmente, en la mayoría de los sistemas de acceso a cualquier profesión, se prima más los méritos que la propia experiencia, dando lugar al comentario que haces en tu artículo, donde predomina profesores jóvenes, que tienen un buen expediente académico pero no tienen ninguna experiencia. Pero también, hay que confiar en ellos/as para que tengan un “inicio” en su carrera profesional , y si tienen buenos compañeros ¡seguro! que les van a facilitar la tarea y hacérsela más llevadera.
Pero por otro lado, opino que un profesor universitario, debe tener experiencia previa en su campo profesional.
Saludos!.