¿Somos los maestros, pedagogos y psicopedagogos expertos en educación? Parece que no, a juzgar por el nulo caso que nos hacen los medios de comunicación. No he podido ver ni leer ninguna noticia en la que el avispado reportero investigador pregunte a algún maestro, pedagogo o psicopedagogo sobre el confinamiento de los niños y sus necesidades, sobre cómo afrontar el día a día. Tal vez, podría haber encontrado en nuestras respuestas muchas alternativas educativas para pasar el tiempo, como la colaboración en las tareas domésticas y aprender a la vez, la resolución de sencillos problemas vinculados con el hogar, la realización de proyectos simulados en tiempos de confinamiento realizados por niños y padres, el apoyo en los momentos de tensión o nervios al no poder salir a la calle, etc. La lista sería interminable.
Desayunando leo los titulares de los periódicos del día en el móvil. Hay una noticia en la Vanguardia que llama mi atención “Los niños saldrán a la calle con las mismas restricciones que los adultos”. Empieza así:
“Muchas vueltas se han dado a la necesidad de que los niños salgan a la calle después de semanas sin haber pisado la acera. Psicólogos, pediatras, epidemiólogos y expertos en la infancia han dado su opinión al respecto, sin que hubiera una respuesta unitaria sobre las necesidades de los pequeños y la afectación del encierro en su salud, aunque la mayoría pedía un poco de aire fresco y libertad, especialmente para los menores de 6 años. El Gobierno anunció el sábado que finalmente iba a permitir que los niños de hasta 12 años pudieran salir a la calle –“un rato al día”, dijo el presidente– en determinadas condiciones y así se lo transmitió Pedro Sánchez en la reunión con los presidentes autonómicos este domingo”.
Me pregunto ¿por qué no cuentan con nosotros? ¿algunas vez nuestro colectivo será importante en la sociedad española? Si los maestros pasan 5 horas diarias con los niños de 3 a 12 años y son los que mejor los conocen ¿por qué no les consultan? ¿por qué no se tienen en cuenta? ¿por qué no se considera lo que piensan o lo que pueden aportar?
Si los pedagogos y psicopedagogos somos los expertos en la educación de los niños, si somos los principales especialistas en planificar, ejecutar y evaluar programas educativos, de diseñar materiales didácticos o de formar a los maestros. Si como recogen algunas definiciones de pedagogía provenientes de varias asociaciones, a los pedagogos se debe el uso de instrumentos cognitivos, metodológicos y de intervención para la prevención, diagnóstico, valoración y tratamiento de las dificultades del niño en los procesos de aprendizaje. El pedagogo se dedica a la planificación, gestión y evaluación de intervenciones. tanto en el ámbito educativo como en el familiar. Es el que tiene funciones de asesoramiento técnico y científico en el terreno educativo. Podríamos ofrecer diferentes opciones en la educación a distancia. Entonces ¿por qué, siendo así, nadie nos pide opinión? ¿Piensan que nuestro pensamiento no es valioso?
No voy a entrar en la cualificación profesional de psicólogos o pediatras y su preparación para responder a si los niños deben o no deben salir a la calle, en qué condiciones o bajo qué peculiaridades. La tengo, pero no voy a darla para evitar problemas. Lo que sí tengo muy claro es que ya está bien de que nos menosprecien los medios de comunicación, los políticos y, en general, una parte de la sociedad. Precisamente es esta la que se construye con el apoyo de maestros, pedagogos y psicopedagogos. Son las sociedades avanzadas las que hace tiempo se dieron cuenta de que los logros de todo tipo, el progreso en general, llega cuando a los profesionales que se dedican a la educación se les considera adecuadamente. Sirvan los ejemplos de Singapur, Finlandia o Países Bajos. Entonces ¿por qué nadie cuenta con nosotros? Basta ya.
Estoy totalmente de acuerdo con lo que se expresa en el artículo, en los últimos años la opinión de los profesionales de la educación se ha ido minusvalorando cada vez más, hasta el punto que en muchas ocasiones hasta los padres anteponen lo qué dicen sus hijos frente al docente. Recuerdo que cuando yo iba a la escuela, para mis padres era mucho más importante lo que decía el profesor que lo que yo dijese, sin embargo, eso ya no es así. En muchas ocasiones, los padres pretenden establecer como debe dar la clase un docente, pero ¿hasta qué punto podemos aguantar esto?
Hubiese estado bien que durante la pandemia se hubiese creado un comité formado por expertos de la educación como maestros, pedagogos, psicopedagogos y/u orientadores para decidir cuál era el modo más correcto de adaptar el desarrollo diario de los niños al desarrollo de la pandemia. Quizás, de esta manera, la evolución de la educación durante la pandemia podría haber sido más fácil y, si los grupos políticos hubiesen invertido en la creación plataformas virtuales destinadas única y expresamente al uso educativo, la educación habría ganado en calidad.
Pero si hasta para acceder a la carrera la nota refleja ese “desprecio” hacia esta profesión y deberíamos tener en cuenta que gracias a la profesión docente podemos acceder a estudiar otras profesiones, de la docencia nacen el resto de profesiones, vamos a darle el valor que se merece.
Estoy totalmente de acuerdo en que la sociedad en general, nos debería de tener muchos más en cuenta en diversas cuestiones que engloben el plano infanto-juvenil, y que nadie mejor que nosotros podríamos dar a la prensa, a expertos, a padres etc. una visión más práctica y amplia constatada del día a día que pasamos con el alumnado. Además, los maestros, pedagogos o psicopedagogos tenemos herramientas suficientes para haber podido colaborar en la decisión que se tomó en relación a la desescalada de la pandemia y que afectó a muchos niños. Pero parece, que tenemos que luchar diariamente para demostrar nuestro conocimiento y habilidad en la materia. La educación es la clave para hacer un mundo mejor con personas que merezcan la pena.
Me entristece leer esta entrada de blog, porque ha pasado casi un año desde su publicación y las cosas siguen prácticamente igual.
Pasan los años, y el número de plazas que se ofertan para ser orientadores son pocas y cuando suben lo hacen en un número muy reducido. Pasaran los años y nuestra labor, que en mi opinión es de las más importantes en los centros, seguirá pasando desapercibida. Me sorprende (y me vuelve a entristecer), que sabiendo que los niños cada vez tienen más dudas sobre su futuro, más problemas en habilidades sociales, más problemas emocionales, etc, estemos en segundo plano. Somos nosotros los que podemos ayudarlos, somos nosotros los que tenemos los conocimientos para hacerlo y es a nosotros a quien nos tienen que tener en cuenta para poder ayudarlos de cara al futuro.
Buenos días,
Tras leer este artículo, he de decir, que tiene parte de razón, y es que los profesionales que se dedican a la enseñanza están muy infravalorados, debido a que es una carrera que pueden alcanza muchos, y simplemente por eso se piensa que todo el mundo puede ser maestro/a. Sin tener en cuenta que para ello primero hay que pasar unas oposiciones que son bastante difícil de aprobar. Pero aún así, no se es consciente de que la educación de las futuras generaciones están en nuestras manos, y esto es una gran responsabilidad, ya que hay que formar a todo tipo de alumnado para que tengan un futuro digno.
Por eso pienso que se debería respetar un poco más al profesorado y a la carrera en sí, ya que realmente estas carreras deberían de hacerse por vocación, no porque no sabes que estudiar.
Un saludo,
Marinma.