Puesta en valor de la orientación educativa

Con el apoyo de Ana Cobos, pedagoga, orientadora educativa y presidenta de la Confederación de Organizaciones de Psicopedagogía y Orientación de España, y José Antonio Luengo, psicólogo Educativo y secretario de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Psicólogos, se ha puesto en marcha esta iniciativa pionera en nuestro país de defensa de la orientación educativa. La formación de ambos muestra a la perfección el carácter interdisciplinar que en la práctica tiene esta bonita profesión, marcada como ninguna otra por la vocación. Que un ente de difusión se fije en ella, muestra un camino que deberían seguir otros -me refiero de manera expresa a Televisión Española – para concienciar a la sociedad y a las administraciones educativas de la importancia que tiene la orientación y, a la vez, del precario estado en el que se encuentra desde hace años.

 

Procastinación: un mal de nuestro tiempo

 Para aquellos que no lo sepan o no hayan escuchado el término, les diré que les va a sonar mucho lo que significa, porque es un derivado de la sociedad ajetreada en la que vivimos y fruto, como no podía ser de otra forma, de las múltiples tareas que debemos o que queremos desarrollar en el día a día. Pondré un ejemplo antes de la definición del concepto: Estamos trabajando en un texto, buscamos información en internet, revisamos el correo por simple inercia, empezamos a contestarlo, saltamos a algo que que nos resulta más interesante y al cabo de unas horas recordamos ¿acaso no estaba trabajando en un texto? Esto es procastinación, un mal de nuestro tiempo, que nos lleva a posponer tareas y a perder el tiempo de una manera increíble. Es una forma de aplazar los asuntos pendientes, dejarlos para otro momento o, sencillamente, relegarlos a un plano secundario. Antes era algo que ocurría con alguna frecuencia, ahora ha pasado a ser habitual, pues tenemos móviles con llamadas ilimitadas, wasap y acceso permanente a internet que nos llevan a una vida basada en tareas intrascendentes y poco exigentes.
Y no hablamos ya de edades, la procastinación ocurre desde muy pronto. Cuando era maestro siempre tenía a niños que estaban en la inopia, cazando moscas o con musarañas en la cabeza, era algo innato en ellos, pues encacajaba dentro de lo que se consideran personas distraídas. Pero ahora esos niños tienen muchos más motivos para no concentrarse, para perder eficacia, lo cual repercutirá en su autoestima. Existen investigaciones que han estudiado el tema y han llegado a la conclusión de que esta tipología de personas piensa que el día de mañana será mejor que el de hoy para ejecutar una tarea o realizar lo ya planificado.
¿En qué somos más procastinadores? Se puede decir que en casi todo. Hay quien sabe que tiene que ordenar su despacho, pero nunca encuentra el momento indicado; quien debe planchar o doblar ropa, pero eso puede esperar; quien tiene que cortarse el pelo y nunca encuentra el día; etc. Pero lo peor viene en el mundo de la salud, como dejar de fumar, salir a andar o a correr o empezar un régimen de adelgazamiento.
A  la larga, la procastinación supone la falta de concentración y esto repercute directamente en el trabajo que se esté desarrollando en cada momento, siendo una lacra para el mundo del empleo. Por este motivo, es una más de las posibles tareas que podemos empezar a trabajar en la escuela. En este caso, necesitamos de la colaboración familiar, por lo que unos sencillos programas basados en la acción tutorial nos serán de gran ayuda. Veamos algunas ideas:
1. Diversos autores proponen aplicar la regla de los dos minutos. Se trata de que si algo se puede hacer en poco tiempo, aunque no sea urgente, mejor hacerlo. A veces, realizar algo en el momento es más rápido que planificarlo para otro día. En clase, el maestro puede dar un listado de tareas a realizar durante la mañana. Están desordenadas y los alumnos las van planificando según su criterio. En un momento, todos juntos repasan cómo las han dispuesto temporalmente y el maestro les dice ¿cúal podemos hacer de inmediato? Pues a por ella.
2. No distraerse. Esto nos puede causar risa, pues está claro que si estamos atentos vamos a producir más y mejor, pero ¿cómo hacerlo? Daré una receta muy sencilla: no hacer varias cosas a la vez. Y en la escuela, este camino lo vamos a recorrer al contrario. Vamos a realizar en grupo un proyecto, en la primera fase se deben ejecutar tres tareas a la vez, en la segunda dos tareas y en la tercera, una única tarea. Puesta en común: qué pensáis de todo esto. Una variante puede ser un mismo proyecto para todo el grupo, pero habrá quien tenga que ejecutar varias acciones a la vez, mientras que otros sólo irán al grano, es decir, realizando una sóla tarea. Al final, sacamos conclusiones.
3. Poner tiempo a las tareas y un símbolo que indique que no se pueden aplazar. Esto lo vamos a desarrollar en las casas con la colaboración de las familias. Que cada padre o madre piense en listados de cosas que tiene pendientes su hijo, que las anote en una hoja con fechas de terminación y que se comprometa a realizarlas. El padre y la madre estarán atentos para ver el cumplimiento del compromiso personal. Da muy buen resultado si en la lista también se incluyen tareas de los padres.
4. Acabar lo que se empieza. Este es un proceso complicado porque tiene la influencia de la capacidad de perfeccionamiento de cada uno. La actividad va a consistir en buscar un equilibrio, para ello el maestro enviará varias actividades para realizar en casa a lo largo de la semana, dará un tiempo diario más bien justo, y al final de la semana cada cual presentará qué ha hecho. Entre todos se analizan los trabajos y las consecuencias de aprovechar el tiempo.
Como decía el pastor bautista escocés George Claude Lorimer  “Aplazar una cosa fácil hace que sea difícil. Aplazar una cosa difícil la hace imposible.” ¿Seremos capaces de sacar a los niños de la inopia y convertirlos en personas activas y eficaces? ¿Somos capaces de serlo nosotros mismos?

¿Los niños con los niños y las niñas con las niñas?

9788496416611_portadaweb2Estoy en el coche escuchando la radio, mientras me toca turno para pasar la ITV. En el programa de radio de Tom Martín Benítez se aborda el tema de la segregación de géneros en las aulas, aunque sus defensores lo llaman “educación diferenciada”. Pensé que era un asunto ya zanjado en un mundo moderno en el que se han superado los traumas y la falsa moralidad católica extrema del pasado, pero parace que no. Entrevistan a Carmen Calvo que ha escrito un libro titulado “Los niños con los niños, las niñas con las niñas”. Escucho con atención sus argumentos, basados según ella en una necesidad del siglo XXI y en estudios que avalan que es mejor que sea así. Expone con convencimiento que las niñas maduran antes que los niños y esto hace que no deban estar juntos en una misma clase, además de que así desarrollarán con más plenitud sus potencialidades y alcanzarán metas más altas. Termina diciendo que es injusto que no existan colegios públicos donde estén separados los niños de las niñas y cita la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía en la que se confirma que los centros concertados andaluces que escolarizan sexos separados tienen derecho a recibir subvención pública. La mayoría están vinculados al Opus Dei, por cierto.

Mientras escucho a los oyentes que llaman indignados, recordando los tiempos del nacional-catolicismo, reflexiono. ¿Por qué no quieren que convivan en una misma aula niños y niñas? (incluyo a propósito la palabra convivencia) ¿Por qué argumentan que las niñas maduran antes que los niños? ¿Qué puede haber detrás de todo esto? Traer el tema a colación en 2017 y señalar centros alemanes y estadounidenses que han apostado por esta fórmula me desconcierta. Como pedagogo siempre he defendido con fuerza que la escuela debe ser un reflejo de la sociedad, por eso no soy partidario de selecciones de ningún tipo, si en una familia nacen niños y niñas ¿por qué educarlos de manera diferente? Me imagino una de estas familias en la que madre educa a las niñas y el padre a los niños ¿es así o me lo estoy inventando? Es evidente que tras esta propuesta hay una idea de selección de la especie guiada por patrones ideológicos, religiosos o morales. A pesar de esto, se esgrime en defensa de este tipo de educación que hay experiencias, con sus correspondiente estadísticas y datos empíricos, que señalan un avance espectacular, según el texto citado en el párrafo anterior, en: aumento del rendimiento académico, disminución de la violencia de género, mejor ambiente en las aulas, mayor eficacia en la labor docente. Un análisis simple nos lleva a no dudar de ninguna de estas cuestiones, en especial de la violencia de género, por aquello de que matando el perro se acaba la rabia. Pero, dado que nacemos y vivimos en convivencia ¿cómo se integra esta visión de la educación con la vida fuera de la escuela, con el avance en el reparto de roles, con las transformaciones en el concepto de pareja, con la atención a la diversidad en toda su dimensión, por poner sólo algunos ejemplos? Realmente, no se me ocurre, porque en una escuela de la diversidad, no caben centros donde maestras educan a niñas o en los que los maestros educan a los niños. Un niño debe conocer cómo son las niñas, cómo piensan, cómo actúan, cómo son parecidas y diferentes a la vez a los niños, y viceversa. En esta escuela también hay alumnado discapacitado, hay alumnado que repite, alumnado que tiene problemas de madurez o problemas de integración. Hay alumnado de todo tipo. ¿En estas escuelas de la segregación cómo tratan a los que están diagnosticados como con necesidades educativas especiales? ¿Y a los niños que se sientan niñas y viceversa? ¿Y a los niños que tienen dos padres o dos madres? Yo solo me doy la respuesta: si los integran, pueden retrasar a los demás, pueden pervertir con ideas actuales al resto, incluso puede que les hagan cambiar su visión de la vida y de las cosas. Y esto, los promotores de las escuelas segregadas, no lo quieren, pues para ellos la sociedad es idílica, sin problemas, sin personas que pasan hambre, sin familias sin trabajo, sin gente enganchada a las drogas,… es una sociedad perfecta, esa sociedad artificial que trazan los que ven en la selección la forma de que sus hijos con el rol de machos se perpetúen en el poder y en los mejores puestos de trabajo,  y las mujeres con su rol femenino puedan también alcanzar grandes logros en la sociedad, eso sí, asumiendo en todas sus consecuencias la responsabilidad y el peso de ser madres.

 

 

 

Preguntas ignorantes

IMG-20160111-WA0009En mi primer año de maestro de Educación Infantil me ocurrieron muchas cosas a diario de las que saqué siempre provecho didáctico, lúdico y creativo. Una tarde de finales de invierno –en aquellos tiempos había clases todas las tardes de lunes a viernes- de repente el cielo se puso negro y empezaron a caer una gran cantidad de granizos. Fueron tantos que el patio se puso cubierto y con una capa bastante densa. De repente las nubes se fueron y sin pensarlo les dije a mis alumnos de 4 años: ¡Vamos todos al patio! Salimos gritando, corriendo, saltando…. Algunos se cayeron a propósito para revolcarse entre los granizos. Allí entre ellos inicié una técnica que después puse en práctica muchas veces: mentiras ignorantes o preguntas ignorantes. De repente cambié mi rol de adulto experto por el de adulto ignorante que desea conocer y comprender lo que sucede con el apoyo de sus alumnos. Es una forma excelente de estimular el lenguaje oral y el pensamiento creativo y conseguir que todos los niños expresen sus opiniones y sentimientos con libertad.

Allí jugando con los granizos en mitad del patio empecé a decirles: esto qué raro es ¿cómo han caído estas bolitas del cielo? ¿cómo es posible? No lo entiendo. Algunos niños se encogían de hombros mientras jugaban con los granizos que tardaben en derrretirse, el patio estaba hacia el norte y el frescor los mantenía casi intactos. Una niña sabionda me dijo: pues yo qué sé, será el frío. Pero ¿hace frío en el cielo? Igual tienen una nevera ¿no? – les dije. Se reían y me decían en coro: estás loco ¿cómo va a ver una nevera en el cielo? ¿Entonces de dónde sale esta nieve? A ver que alguien me lo diga, porque yo no sé. Igual es de alguna montaña muy muy alta que se ha caído ¿no? Realmente no lo sabían, pero yo empecé a trabajarles la imaginación: Esta vez han sido bolitas, pero si el agua se congela al caer a lo largo igual son alfileres o espadas ¿Os imagináis espadas cayendo del cielo? Varios niños dijeron casi a la vez: pues cogemos escudos grandes y nos tapamos. Pues anda, les respondí, que si tenemos que venir a la escuela con escudos. Otro niño dijo: nos ponemos un traje como los robot; y otro, pues tendríamos que hacer un techo hasta la escuela… o qué se yo. Entonces, intervine: Pues anda, cuantos problemas íbamos a tener. ¿Os imagináis que fueran como pelotas de ping pong o como pelotas de tenis?.  Empecé a captar su atención. Todos se pusieron las manos en la cabeza. ¿Qué ocurriría? Enseguida aparecieron las ocurrencias infantiles. Después les dije ¿y si fuera una nevera gigante lo que hay en el cielo y cayeran cubitos de hielo? Puff decían algunos, no, no que eso duele. Un chistoso dijo, pues mi padre se pondría contento porque tendría cubitos para su cubalibre. ¿Y si ahora se unieran todas las bolitas y no pudiéramos sacar los pies? ¿qué haríamos? Vaya problema ¿no? . Un niño gritando y con las manos en alto dijo: daríamos voces para que alguien traiga fuego, y otro, pues los rompemos con las manos. ¿Y tú qué piensas María? – le pregunté a una niña que hablaba muy poco. Mi papá viene con el tractor y nos salva – acertó a decir.

Conforme se iban derritiendo los granizos les decía ¿y ahora qué pasa? ¿por qué se derriten? Esto no lo entiendo. Por el calor, Antonio, que no sabes nada. Pero yo no tengo calor ¿es que las bolitas de nieve tienen calor? Ay, ay, me volvió a decir la niña, es que no hace frío y por eso se derriten. Ah, ya sé-le respondí- entonces por eso hay nieve en las montañas ¿no? Todos gritaron: pues claro!!! Otros niños cogían los granizos entre las manos y esperaban a que fueran poco a poco desapareciendo. Unos se ponían como a dar saltos y voces: ay, ay que me duelen las manos. Intervine: Pues no me he dado cuenta, es verdad ¿por qué será esto? Varios niños corrieron a clase: vamos a coger los guantes y así no nos duelen los dedos. Entonces seguí: ¿y ahora qué pasa? ¿dónde se han ido los granizos? Varias niñas dijeron: Pues no ves que sale agua, vamos es que no sabes nada. Todos se reían como locos. Entonces si le echamos granizos a las macetas que estamos cuidando se riegan ¿no? Sí, sí no te estamos diciendo que es agua, pero no ves que el babi se me ha mojado. Así estuvimos un rato hasta que nos vinimos a la clase y traje un buen puñado de granizos. Unos pocos los puse en un trozo de papel de aluminio que encontré y otros sobre una servilleta de papel. Sabéis qué os digo, que voy a hacer un experimento. Todos corriendo alrededor mío: ¿qué vas a hacer? ¿qué vas a hacer? ¿qué montoncito de los dos se va a derretir antes?- les pregunté. Comprobamos las diferencias en la conservación y vimos cómo se empapaba la servilleta y se hacía un charquito de agua en el aluminio. Completamos la tarde haciendo dibujos divertidos sobre lo que pasaría si cayeran otras cosas del cielo, si los granizos fueran muy grandes, si fueran de helados, si cayeran gominolas, …. Mientras hacían esto, me traje a clase la neverita de la directora y les dije: se me ha ocurrido una idea, pero no sé qué va a pasar ¿os parece bien que preparemos figuras de hielo de colores?  Dijeron sin pensarlo: sí, sí!!!  Todos –yo también- cogimos un molde de los que usábamos para hacer formas de plastilina y los fuimos llenando de agua y los metimos con cuidado en el congelador. Todos en fila, con mucho respeto entre nosotros, pero sin perder la alegría y las risas.

Al día siguiente…..

De los césares bonas, el pacto por la educación y otras reflexiones

Vaya por delante mi respeto a César Bona, lo que a continuación voy a exponer son comentarios y reflexiones realizados desde mi humilde posición de maestro que fui y de formador de futuros maestros que ahora soy.

Leo y escucho las diferentes propuestas y argumentaciones que periódicamente se hacen en el terreno educativo. Vienen desde las aulas y desde los medios de comunicación, pues el tema educativo da para mucho debate y, además, de él todo el mundo sabe. La educación está en cierta medida de moda debido a la falta de interés de los políticos para ponerse de acuerdo. Mientras se habla de pacto educativo, saltan a la luz fenómenos como el de César Bona, que hacen que se tambalee la llamada educación tradicional. Las redes sociales juegan su papel y el fenómeno se extiende como la pólvora. Sin embargo, es un fenómeno que siempre existió en forma de profesionales excelentes, creativos e innovadores que durante años han pasado desapercibidos, pero que ahora, como es el caso, aparecen como la panacea, como esas ideas nuevas que no se nos ocurrieron a los docentes nunca. Césares bonas anónimos ha habido muchos.

kids-in-classroom-thumbs-upPero veamos a grandes rasgos los pilares y argumentos (algunos literales) dados por este maestro elegido como uno de los 50 mejores maestros del mundo según el Global Teacher Prize:

  • Todo educador debe adaptarse al motor imparable y entusiasmado de un niño. Hay que motivarles, estimular su creatividad, aguijonear su curiosidad.
  • Vocación, maestros que sirven de referencia a los niños.
  • Hay maestros que hacen odiar las asignaturas.
  • Los maestros deben tener actitud hacia la docencia.
  • Educar en empatía, solidaridad, respeto, etc.
  • Potenciar la curiosidad y la creatividad.
  • Los lunes los niños hablan en público sobre un tema, en una de sus charlas pone el ejemplo de dar respuesta una sencilla apuesta sobre que hay tres extraterrestres…
  • Me lo paso bien en clase.
  • La escuela es la obligación para los niños… hacer la escuela para que los niños quieran ir.
  • Escuchar a los niños. Cuenta la historia de cómo escuchó a un niño y cómo al final le agradeció que le diera oportunidades.
  • Cada niño es un universo. Cuanto más difícil sea el niño, mayor habrá de ser nuestro reto. Queremos cambiar los niños, cuando lo que tenemos es que cambiar es la perspectiva de los niños.
  • Pone el ejemplo de Iván que no sabía pronunciar la r. Habló ante 400 personas porque se hizo de una protectora de animales.
  • Hay que encontrar las emociones de los niños, darles las herramientas para que sean felices.
  • Educar a las personas que serán los que respeten el medio ambiente o a otras personas.

A todo esto, hay que añadirle una especial habilidad personal para saber conjugar todas estas ideas en el aula. Este es además un rasgo fundamental, que a veces no concurre con el de tener vocación o ser creativo.

No obstante, hay varias cosas que no me han quedado claras:

  1. Apenas si he encontrado referencias a los padres. Es algo que me alarma, porque soy un defensor a ultranza de una educación ligada entre escuela y familia, si no es así, no se puede dar con eficacia un adecuado acto educativo.
  2. ¿Dónde quedan las programaciones didácticas, los estándares de aprendizaje, las rúbricas, y ese sinfín de trabas burocracias que tienen encadenados a los maestros a lo artificial?

En cualquier caso, este maestro tiene un sistema de trabajo muy interesante. Pero ¿qué dice de nuevo? ¿cuál es en realidad la fortaleza de ese discurso que le hace alcanzar el éxito? Sinceramente, no lo sé. Como indicaba al principio, son las redes sociales las que amplifican hoy en día cualquier noticia, porque buenos docentes han existido siempre y los sigue habiendo, maestros que nos dejaron una huella indeleble en nuestra formación, por su forma de ser, de actuar y de interesarnos por aprender. Sus arman son bien conocidas: vocación, creatividad, despertar la curiosidad, solidaridad, respeto, empatía, etc. D. Rafael me enseñó a escribir bien, a tener una exquisita ortografía, cuidar el texto, a redactar adecuadamente. Sin embargo, D. Juan Luis me mostró lo que no debe ser un maestro: inquisidor, dictador y sectario. Sí, ejemplos para seguir y no seguir tenemos todos. Esto es bastante simple. Otro punto fuerte sería tener vocación, si no se nace con ella (o se descubre después) no se puede amar lo que se hace día a día, mostrar ilusión renovada año tras año para convivir con los alumnos y mostrarles lo mucho que podemos aprender de ellos y nuestra capacidad para que aprendan por sí mismos. Y tengamos presentes a los grandes pedagogos que tanto nos enseñaron y tanto camino nos mostraron: de Piaget aprendí el texto libre, el cálculo vivo, las conferencias, etc. Sin olvidarnos de lo más importante: tener al niño como centro de todo y buscar que sea feliz en la escuela.

Saquemos algo positivo de todo lo dicho: estos impulsos pueden servir para que se siga hablando de educación y los políticos apuesten por un modelo educativo que permita todas estas propuestas metodológicas. De aquí viene la pregunta obvia y obligada ¿serán capaces los políticos de diseñar una ley educativa que permita todas estas propuestas que los césares bonas vienen planteando desde siempre?

La actividad escolar en el escenario de la vida

zoo-1Cuando empecé como maestrso dedicaba un día de la semana, habitualmente los viernes, a desarrollar la mitad de la clase fuera del colegio. A unos 200 metros había un trocito de sierra, había que subir una pendiente, pero lo hacíamos con verdadera ilusión. Se rompía el esquema de la clase, ya que nos rodeaban pinos y no paredes, había sonidos de pájaros y en lugar de baldosas teníamos bajos nuestros pies hierba. La naturaleza es un universo de sensaciones que siempre estaba relacionado con el tema de la semana y nos rodeaba como si fuera un gran mural capaz de ofrecernos ideas y especialmene hacernos ver las cosas de otra forma. Lo que más recuerdo de aquellas miniexcursiones es cómo se activaba la creatividad y la motivación de los alumnos. Reíamos mucho, bromeábamos y trabajábamos el currículum de una manera informal que nos hacía sentir diferentes.

Años después, en otra escuela, hacíamos excursiones a una era cercana (para quien no lo sepa, una era es un terreno, casi siempre en forma circular, de tierra firme y a veces empedrada). En una de esas eras que ya casi no existen, dedicadas a trillar cereales y aventarlos para obtener el grano, nos sentábamos en círculo y aprovechábamos para hacer una puesta en común de los principales contenidos de la semana y para que algún alumno impartiera una breve charla a sus compañeros sobre una temática que dominara. Después se hacía un debate. Otras veces hacíamos lecturas colectivas. Otras, simplemente dialogábamos de forma libre y espontánea, pero de forma ordenada y reflexiva.

La excursión que más posibilidades me ha ofrecido siempre es la temática, la que nos lleva a algún lugar peculiar y tiene la capacidad de actividar el conocimiento, tanto el propio y como el ajeno. Cuando era tutor en Infantil y en los primeros niveles de Primaria (antigua EGB), organizaba excursiones de una mañana a lugares de la localidad: panadería, almazara, biblioteca, carpintería, plaza de abastos, carnicería, etc. Siempre he concebido la escuela como un lugar vivo, cercano a la vida y basado en ella. Los libros, los vídeos o internet en la actualidad son meras simulaciones, más o menos potentes, pero al fin y al cabo suponen una realidad artificial. La escuela precisa situar su actividad en el escenario mismo de la vida. Por eso hacíamos girar todos los contenidos de la programación didáctica quincenal en torno a la excursión y los niños vivían con intensidad esos días previos a la misma, porque indagaban en lo que iban a vivir antes de vivirlo. Les servían para ello los libros, pero especialmente las fuentes verbales de familiares, amigos y conocidos. Una vez allí todo eran caras de asombro y luego cuando el panadero les decía que le hicieran preguntas todos levantaban la mano y se ponían nerviosos por saber más del tema. Y aquí es cuando yo intervenía para hacer la conexión con los diferentes contenidos curriculares, construía y reconstruía un proyecto sobre cuántas personas, cuántos ingredientes, cuántas horas, etc. había detrás del pan que cada mañana compraban los padres de los niños. O de una magdalena. O de algún dulce local, lo que daba pie a ampliar el vocabulario.

También viajaba con mis alumnos a algún lugar varias veces al año: centro de reciclado, sierra de Córdoba, fábrica de galletas, etc. En todas ellas había un antes, un durante y un después. Recuerdo que me inventé el “Cuaderno del observador”, una libreta pequeña de alambrillo que llevaba cada niño para anotar aquello que observaba y era digno de contar o de estudiar mejor. Uno de estos viajes que más me gustaba era la visita al Zoológico de Córdoba. Hacíamos todo tipo de actividades y proyectos sobre lo que era un zoo, las personas que trabajaban allí, el anímal que más les gustaba, los tipos de animales, lo que podía valer traer un animal desde su país de origen, lo que podía costzooar el mantenimiento diario de algunos animales, etc. etc. Trabajábamos muy bien el tema de la cautividad, del cuidado de los animales, de lo que suponía tenerlos encerrados en un hábitat hostil, etc. El tema daba para mucho, porque después del viaje, el zoo era un referente cada vez que hablábamos de los animales. Antes del partir lo preparábamos todo, cada uno en función de lo que más le interesaba hacía indagaciones, en grupo se preparaban temáticas concretas para luego verlas en el zoo. Por ejemplo, se estudiaba la vida del chimpancé y allí junto a su jaula los miembros del equipo contaban cosas sobre él que hacía más animada la visita. Al regreso del viaje se elaboraba un Libro de Vida con toda la experiencia vivida. Se escribían textos libres, se hacían dibujos para ilustrarlos y se confeccionaba un vocabulario. Luego con la ayuda de la imprenta de tipos de plomo y con la multicopista de alcohol manual toda la clase preparaba el material que serviría para trabajar a lo largo de los días siguientes. La clase se llenaba de actividad. Eran jornadas en las que se contaban anécdotas personales, sensaciones vividas, emociones, etc.

La escuela prepara para la vida y al entrar en su escenario, la educación adquiere su dimensión natural. Bajo mi punto de vista esta es una máxima que no se debería de olvidar en este mundo en el que las tecnologías se están imponiendo en todo y, en gran medida, nos están distanciando de la realidad.

El juego de despertar la curiosidad: una estrategia docente

9788434870673Aquel verano de hace ya muchos años me llevé a casa varias docenas de libros de literatura infantil para leerlos y seleccionar los mejores. Los leí uno a uno y fui descartando los que me parecieron más aburridos o con una prosa más vulgar.
El primer día de clase del nuevo curso escolar -ya casi perdido en el recuerdo-, aparecí con mi primer libro bajo el brazo “Los Batautos”. Les dije a mis alumnos: Mirad qué libro he comprado, voy a leerlo, y os iré contando qué me parece.
–    Pero profe … vaya nombre ¿de qué va?
–    Los batautos… ¿eso qué es?
–    No lo sé, no lo se – les repliqué. La portada parece bien interesante. No veis… son como unos enanos. En fin, ya os diré.
Al día siguiente, nada más entrar:
–    ¿Sabéis qué os digo? Que el libro me está gustando.
–    ¿Qué son, los… cómo se llamaban?
–    Batautos!!! Contestaron varios niños a la vez.
–    Son unos seres verdes. No sé si a vosotros os va a gustar, bueno,  je, je, son tan traviesos.
–    Seguro que son marcianos, … bueno eso está más visto que…
–    Pues no son marcianos -les dije sin darle importancia. Son seres que viven en el bosque. Ayer me leí casi la mitad del libro de una vez.
–    Pero Antonio, eso es para niños, no para gente mayor.
–    Bueno, yo soy un poco niño, además todo lo que sea ciencia ficción me apasiona. En realidad no son… bueno para qué os voy a contar si no os interesa, parece. En fin, todavía no sé qué va a pasar con Peluso, pero bueno no perdamos más tiempo, vamos a empezar a trabajar.
–    ¿Peluso? – se miraron unos a otros.
Muchos alumnos, levantando la mano preguntaban que siguiera contando algo más, pero les dije luego más tarde si había tiempo. Así quedó el tema este segundo día. Al siguiente, antes de hacer nada les comento:
–    Ayer me reí un montón con los tres batautos, vaya elementos.
–    ¿Quién son? Peluso es uno, verdad.
–    Vaya, te acuerdas. Pues sí, son Peluso, Buu y Erito, tres amigos de aupa. Bueno, Erito es un caso.
–    ¿Por qué? ¿por qué? (varios a la vez).
–    No os voy a decir mucho más, pero os adelanto que Erito tiene un humor de perros, siempre está enfadado.
Cuando lo termine lo traeré a clase y lo pondré en el rincón de lectura por si queréis leerlo. Así que Teresa, la delegada de clase, se ocupará de hacer una lista con los nombres de los interesados. Se apuntaron todos.
Venga, no perdamos más tiempo, vamos a ponernos en marcha. Preparad los cuadernos….
Al día siguiente, al entrar Teresa, Raquel y Juan Luis venían con su libro en la mano, ya lo habían estado enseñando a los compañeros en el patio de recreo mientras hacían fila.
–    Antonio, Antonio,… lo estamos leyendo. Vaya con los batautos qué malos son.
–    Yo lo llevo ya por la mitad – dijo Juan Luis.  Más que malos, son traviesos.
–    Bueno, eso, que no paran de hacer trastadas, como dice mi madre.
–    Sabéis lo que os digo, que ya he terminado de leer el libro y hay cosas que me han gustado mucho, especialmente la amistad y la colaboración entre los batautos. Ah, y el rMuñoz Martin, Juan - Fray Perico 01 - Fray Perico y su borrico [Portada]espeto que sienten por su entorno, es decir, por la naturaleza. Por cierto, otro batauto es Gusi. ¡Qué personaje!
–    Profe, déjalo ya en la estantería que yo soy el primero de la lista.
–    Ah, vale.
El quinto día de esta historia es cuando aparezco en clase con una docena de libros de “Los batautos” que había comprado previamente el colegio y los pongo sobre mi mesa. Mis alumnos se quedan totalmente desconcertados.
–    Para mí, para mí, para mí, ….
Salen todos casi en tropel para coger un libro, pero les digo:
–    Tranquilos, los vamos a leer en el orden que os fuisteis apuntando. Como hay muchos, pronto los podréis leer todos. Por cierto, he empezado a leer otro libro.
–    ¿Cuál? ¿cuál? ¿cuál?
–    Bueno de este solo os voy a mostrar la portada y su título. Es genial “Fray Perico y su borrico”. Me he leído ya un buen trozo. Bueno, es que me troncho nada más pensarlo.
–    Antonio, Antonio, … cuéntanos algo, cuéntanos algo. ¿Es gracioso? ¿De qué va?
–    Hoy no, porque tenemos muchas cosas pendientes, mañana.
–    …
El niño, cuando se despierta su curiosidad, quiere tener las cosas ya, de inmediato. Y yo jugaba con esto, retrasando y retrasando los desenlaces, contando anécdotas a medias, señalando aspectos que les podrían interesar, pero sin darle importancia, etc. La técnica del modelado, en la que el maestro actúa como ejemplo, da unos resultados espectaculares. Ese era el juego de despertar la curiosidad en mis clases con mis queridos niños de los primeros cursos de la antigua EGB.

El drama de la migración

En este artículo de opinión aparecido en el País hoy día 1 de septiembre se llama la atención sobre el drama que se está viviendo en Europa en los últimos meses y el papel que están teniendo los estados. Dice el autor: “Así que la tragedia del rechazo a los perseguidos y hambrientos no es achacable a Europa. Es culpa de algunos Gobiernos, como el nuestro. No del pueblo europeo, si tal cosa existe. Sino de pueblos como el español, de usted y de mí, que toleramos lo que sucede. Y de que la UE no mande de verdad a los birriosos Gobiernos nacionales. No puede ni imponerles cuotas”.

Artículo completo en:

http://elpais.com/elpais/2015/08/31/opinion/1441029639_405953.html

Educar ciudadanos digitales multitarea

178578192Por la tarde, María estaba sentada en el sofá viendo la televisión con su padre, a la vez que repasaba unos apuntes y veía el capítulo de una serie en el ipad que tenía sobre sus piernas. Recibió un mensaje por WhatsApp y lo respondió sin inmutarse y sin dejar de hacer las diferentes actividades que llevaba al mismo tiempo. Extrañado por su actitud, el padre le dijo que estaba perdiendo el tiempo, porque seguro que no se estaba enterando de la mitad de las cosas. Enfadada, le contó con detalle por dónde iba la trama de la película de la televisión y lo que llevaba visto de la serie, aunque los apuntes solo los hojeaba, le dijo.

María es alumna de 6º de Primaria y se puede considerar como buena estudiante, pero en clase, los profesores se quejan de que se distrae mucho. Especialmente, en Lengua, cuando se trata de lecturas comprensivas en las que hace falta un seguimiento de las mismas para no perderse.

¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué nuestros hijos, aprendices digitales experimentados, auténticos ciudadanos multitarea tienen dificultades para llevar a cabo actividades tan simples como seguir la comprensión lectora? ¿qué está pasando realmente?

Pienso en los alumnos de Primaria, Secundaria y Universidad, en nuestros jóvenes, cautivos de un mundo virtual del que no pueden sustraerse, inmersos día a día en redes sociales, grupos conectados las 24 horas, con capacidades multitarea muy desarrolladas y con estrategias cada vez más acentuadas de autoaprendizaje. Sus días de lunes a viernes los pasan encerrados entre cuatro paredes, con estímulos muy limitados y haciendo cosas que sólo hacen allí. Desarrollan ejercicios y actividades repetitivos y desconocectados de la realidad, escuchan mensajes unidireccionales de sus maestros o profesores, tienen que mantener su atención en aspectos a los que no le encuentran aplicación práctica, etc. En definitiva, en las aulas realizan tareas que son solo de ese lugar, no tienen relación con sus vidas cotidianas, no conectan con la realidad que viven. Entonces, recuerdo la historia de los viajeros en el tiempo, personajes que venían de épocas pasadas. Entre ellos había un grupo de cirujanos y otro de maestros. Llegaban al planeta Tierra para conocer qué había cambiado después de cientos de años viajando por el universo. Al llegar a un moderno hospital los cirujanos quedaron desconcertados, reconocieron que se estaba llevando a cabo una operación, pero no sabían qué estaba haciendo el cirujano, ni para qué servían aquellos extraños instrumentos, ni los equipos que estaban utilizando. Realmente, quedaron atónitos, perplejos por las pantallas de televisión en las que salían ampliados los órganos, las potentes luces, los aparatos electrónicos diversos que allí había. Por el contrario, nuestro grupo de maestros al llegar a una escuela la reconocieron al instante. Era un colegio de Primaria moderno con mobiliario muy actual, y quedaron gratamente sorprendidos, los objetos y útiles utilizados eran diferentes a los que ellos usaron en su tiempo. Observando la actuación del maestro pensaron si aquello era mejor o peor que lo que ellos hacían tantos años atrás, incluso tuvieron entre ellos opiniones diferentes. La presencia de una pizarra digital en una de las aulas les hizo pensar que se estaba produciendo un cambio, pero enseguida comprendieron la finalidad de lo que se estaba realizando en aquellas clases. La presencia de la mesa del maestro, de la pizarra, de los libros, de las explicaciones del maestro, etc. les hizo suspirar pensando que podrían seguir desarrollando su labor como docentes, casi como si no hubieran pasado los años.

Y aquí está la respuesta, no se ha producido en educación un cambio de la misma envergadura que en otras profesiones, la escuela no se ha adaptado al niño ni a la sociedad, la escuela camina a un paso de tortuga, a la vez que la sociedad lo hace como una liebre. Mientras esto sea así, la carrera estará perdida inevitablemente. El cambio debe ser múltiple, de forma que permita al niño recibir estímulos similares a los que tiene fuera de la misma: utilización masiva de las tecnologías, servirse de las mismas para aprender e innovar y no para hacer lo mismo que sin ellas, actividades cooperativas, etc. Y todo debe ir acompañado de nuevas metodologías de trabajo en el aula, diametralmente opuestas a las tradicionales.

Hace unos días visité un colegio de Primaria y los niños estaban haciendo ejercicios de sumas en la pizarra digital. Patético. ¿Cómo podremos así y con actuaciones similares educar ciudadanos digitales multitarea?

Malala y la lucha por la no discriminación en educación

malala3_EsLa paquistaní Malala, aquella joven a la que los talibanes dispararon en la cabeza cuando tenía 14 años y que estuvo a punto de morir por defender la escolarización de las mujeres, ha recibido el premio nobel de la paz 2014 con solo 17 años. Es un acontecimiento que pone en evidencia que en educación todavía queda mucho por hacer y que a veces es necesario que ocurran atentados como el sufrido por esta joven paquistaní para que se despierte la conciencia colectiva. Otra cuestión diferente es si seremos capaces de ir más allá, de si las grandes potencias mundiales mirarán cara a cara a los que sufren o lo harán sólo con declaraciones de intenciones o con la concesión de premios más o menos pomposos como el nobel.

Gabriel Celaya afirmaba en un fragmento de su poema “La poesía es un arma cargada de futuro”:

Poesía para el pobre, poesía necesaria
como el pan de cada día,
como el aire que exigimos trece veces por minuto,
para ser y en tanto somos dar un sí que glorifica.

Porque vivimos a golpes, porque apenas si nos dejan
decir que somos quien somos,
nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno.
Estamos tocando el fondo.

Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido hasta mancharse.

Hago mías las faltas. Siento en mí a cuantos sufren
y canto respirando.
Canto, y canto, y cantando más allá de mis penas
personales, me ensancho.

Al igual que esa poesía concebida por el poeta, la EDUCACIÓN también es un arma cargada de futuro, pero mucho más real. Tal vez la única arma que tenemos para cambiar las injusticias sociales y la indignidad de aquellos ciudadanos y gobernantes que viven para enriquecerse a costa de los demás. Con la defensa de estas ideas que podemos hacer desde nuestros puestos de trabajo, en el día a día, todos nos convertimos un poco en Malala.