Vaya por delante mi respeto a César Bona, lo que a continuación voy a exponer son comentarios y reflexiones realizados desde mi humilde posición de maestro que fui y de formador de futuros maestros que ahora soy.
Leo y escucho las diferentes propuestas y argumentaciones que periódicamente se hacen en el terreno educativo. Vienen desde las aulas y desde los medios de comunicación, pues el tema educativo da para mucho debate y, además, de él todo el mundo sabe. La educación está en cierta medida de moda debido a la falta de interés de los políticos para ponerse de acuerdo. Mientras se habla de pacto educativo, saltan a la luz fenómenos como el de César Bona, que hacen que se tambalee la llamada educación tradicional. Las redes sociales juegan su papel y el fenómeno se extiende como la pólvora. Sin embargo, es un fenómeno que siempre existió en forma de profesionales excelentes, creativos e innovadores que durante años han pasado desapercibidos, pero que ahora, como es el caso, aparecen como la panacea, como esas ideas nuevas que no se nos ocurrieron a los docentes nunca. Césares bonas anónimos ha habido muchos.
Pero veamos a grandes rasgos los pilares y argumentos (algunos literales) dados por este maestro elegido como uno de los 50 mejores maestros del mundo según el Global Teacher Prize:
- Todo educador debe adaptarse al motor imparable y entusiasmado de un niño. Hay que motivarles, estimular su creatividad, aguijonear su curiosidad.
- Vocación, maestros que sirven de referencia a los niños.
- Hay maestros que hacen odiar las asignaturas.
- Los maestros deben tener actitud hacia la docencia.
- Educar en empatía, solidaridad, respeto, etc.
- Potenciar la curiosidad y la creatividad.
- Los lunes los niños hablan en público sobre un tema, en una de sus charlas pone el ejemplo de dar respuesta una sencilla apuesta sobre que hay tres extraterrestres…
- Me lo paso bien en clase.
- La escuela es la obligación para los niños… hacer la escuela para que los niños quieran ir.
- Escuchar a los niños. Cuenta la historia de cómo escuchó a un niño y cómo al final le agradeció que le diera oportunidades.
- Cada niño es un universo. Cuanto más difícil sea el niño, mayor habrá de ser nuestro reto. Queremos cambiar los niños, cuando lo que tenemos es que cambiar es la perspectiva de los niños.
- Pone el ejemplo de Iván que no sabía pronunciar la r. Habló ante 400 personas porque se hizo de una protectora de animales.
- Hay que encontrar las emociones de los niños, darles las herramientas para que sean felices.
- Educar a las personas que serán los que respeten el medio ambiente o a otras personas.
A todo esto, hay que añadirle una especial habilidad personal para saber conjugar todas estas ideas en el aula. Este es además un rasgo fundamental, que a veces no concurre con el de tener vocación o ser creativo.
No obstante, hay varias cosas que no me han quedado claras:
- Apenas si he encontrado referencias a los padres. Es algo que me alarma, porque soy un defensor a ultranza de una educación ligada entre escuela y familia, si no es así, no se puede dar con eficacia un adecuado acto educativo.
- ¿Dónde quedan las programaciones didácticas, los estándares de aprendizaje, las rúbricas, y ese sinfín de trabas burocracias que tienen encadenados a los maestros a lo artificial?
En cualquier caso, este maestro tiene un sistema de trabajo muy interesante. Pero ¿qué dice de nuevo? ¿cuál es en realidad la fortaleza de ese discurso que le hace alcanzar el éxito? Sinceramente, no lo sé. Como indicaba al principio, son las redes sociales las que amplifican hoy en día cualquier noticia, porque buenos docentes han existido siempre y los sigue habiendo, maestros que nos dejaron una huella indeleble en nuestra formación, por su forma de ser, de actuar y de interesarnos por aprender. Sus arman son bien conocidas: vocación, creatividad, despertar la curiosidad, solidaridad, respeto, empatía, etc. D. Rafael me enseñó a escribir bien, a tener una exquisita ortografía, cuidar el texto, a redactar adecuadamente. Sin embargo, D. Juan Luis me mostró lo que no debe ser un maestro: inquisidor, dictador y sectario. Sí, ejemplos para seguir y no seguir tenemos todos. Esto es bastante simple. Otro punto fuerte sería tener vocación, si no se nace con ella (o se descubre después) no se puede amar lo que se hace día a día, mostrar ilusión renovada año tras año para convivir con los alumnos y mostrarles lo mucho que podemos aprender de ellos y nuestra capacidad para que aprendan por sí mismos. Y tengamos presentes a los grandes pedagogos que tanto nos enseñaron y tanto camino nos mostraron: de Piaget aprendí el texto libre, el cálculo vivo, las conferencias, etc. Sin olvidarnos de lo más importante: tener al niño como centro de todo y buscar que sea feliz en la escuela.
Saquemos algo positivo de todo lo dicho: estos impulsos pueden servir para que se siga hablando de educación y los políticos apuesten por un modelo educativo que permita todas estas propuestas metodológicas. De aquí viene la pregunta obvia y obligada ¿serán capaces los políticos de diseñar una ley educativa que permita todas estas propuestas que los césares bonas vienen planteando desde siempre?