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Déficit: estrategia interesada
(0)Aquí les dejo un artículo bastante conciso de la importancia y el calado político de la reforma constitucional que el gobierno pretende incluir para restringir el déficit público.
Crisis económica igual a crisis fiscal, salida de la crisis igual a austeridad presupuestaria”. Esto es lo que ha quedado de las ampulosas proclamas de los líderes europeos que se plantearon reformar o incluso refundar el capitalismo en los primeros momentos de la gran recesión. Poco importa que esta crisis se haya incubado en los mercados financieros del centro capitalista, inmersos en una deriva cada vez más especulativa; o que en su origen se encuentre una distribución de la renta y la riqueza crecientemente desigual; o que se superponga a una colosal crisis de supervivencia y medioambiental.
Nada de esto importa. La agenda política de los gobiernos, la de Bruselas y la de las agencias internacionales han situado las cuentas públicas en la diana. Como lo ha hecho una parte de los economistas, los que hasta hace poco reivindicaban la eficiencia de los mercados realmente existentes, aportando análisis y teorías que, cargados de ideología, se presentaban como portadores de verdades y principios incontrovertibles.
Lo cierto, sin embargo, es que la deuda y los déficits públicos no son la causa de la crisis sino su consecuencia. La recesión económica (primero) y el bajo crecimiento (después) han mermado los ingresos de los estados nacionales, que, en paralelo, han encauzado cantidades ingentes de recursos a los bancos, sin exigirles a cambio compromiso alguno en cuanto al destino de los fondos recibidos y, por supuesto, sin entrar en sus consejos de administración. Los mismos bancos que han recibido dinero público en condiciones privilegiadas han continuado remunerando generosamente a sus directivos y grandes accionistas, utilizando el dinero de todos para especular contra la deuda soberana de los países, obteniendo de este proceso suculentos beneficios. La crisis provocada por los mercados se ha convertido así en una crisis pública con la que se enriquecen los mismos mercados.
Continuamente, se invoca la autoridad de los mercados, como si estuvieran gobernados por una racionalidad indiscutible y como justificación de que no hay alternativas. Pero, en realidad, el término ‘mercados’ oculta los intereses de operadores financieros, inversores institucionales, fondos de alto riesgo, empresas transnacionales y grandes fortunas que, cada vez con más desparpajo, fijan la agenda de gobiernos e instituciones.
Se proclama la necesidad de instrumentar políticas de austeridad presupuestaria sin suavizar y mucho menos desactivar la capacidad especulativa de los mercados, sin proceder a su regulación, sin gravar las transacciones financieras más volátiles y que implican mayor riesgo sistémico, sin aumentar la carga impositiva de las rentas más elevadas, sin perseguir los paraísos fiscales. Ninguno de estos asuntos está en la agenda política, o lo está sólo de manera retórica y, sin embargo, actuar en esta dirección podría contribuir al fortalecimiento de las cuentas públicas y a la superación de la crisis. Al contrario, para agravar aún más la situación, se ejecutan políticas que, al no tomar como prioridad la creación de empleo y el fortalecimiento de la demanda agregada, cercenan las posibilidades de recuperación de las economías, lo que debilita aún más la capacidad recaudatoria de las administraciones públicas.
Dentro de esa camisa de fuerza, dentro de ese campo de juego, las políticas de austeridad pública consisten, casi de manera exclusiva, en contener o mejor aún reducir el gasto público. En ese proceso de ajuste no peligran, claro, las prebendas que reciben algunos grupos privados bien posicionados, enquistados en el Estado; la tijera se mete en las inversiones públicas y en los gastos de naturaleza social, recortes que debilitan aún más la cohesión social y laminan el potencial de desarrollo de los países.
Pero el asunto desborda con mucho los confines de la economía. Tras un debate que algunos pretenden técnico o gobernado por la pura lógica económica, al que está llamado un selecto grupo de especialistas, se encuentran los intereses de aquellos grupos cuya estrategia consiste en ocupar el Estado. De ahí la necesidad de debilitarlo y
convertir en negocio, en su negocio, el sector social público. Por esa razón, por todo lo que está en juego, no podemos aceptar que ese debate quede atrapado en el lenguaje técnico y muchas veces opaco de los especialistas.
El Gobierno socialista, presionado por los mercados y entregado a los postulados neoliberales, no sólo ha impulsado políticas situadas en los parámetros descritos. Además, en una última pirueta, pretende dotar de rango constitucional el objetivo de estabilidad presupuestaria. Al llevar una creencia, una opción de política económica, la más conservadora, al articulado de la Carta Magna, ¿qué queda de la pluralidad de alternativas sobre las que descansa una sociedad democrática? ¿Quién se acuerda de ese proyecto europeo que quería inspirarse en la diversidad? Aprobar esta reforma constitucional es una carga de profundidad contra las políticas de corte progresista que se sustentan en la activa participación del Estado y en la cohesión social. A través del encaje parlamentario se podrá dar salida a esa reforma vulnerando el derecho de la población a expresarse en un referéndum sobre una cuestión tan crucial. Esta será la herencia, la responsabilidad del Gobierno Zapatero.Fernando Luengo. Profesor de economía aplicada de la Universidad Complutense de Madrid. (Dominio público)
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Hay alternativas; lo que falta es voluntad y gobiernos a favor de sus pueblos
(0)Aquí les dejo las propuestas que algunas organizaciones proponen ante los movimientos especulativos contra la deuda pública de los países (extraídas de la página de Juan Torres López)
LA SUBIDA DE LA PRIMA DE RIESGO ESPAÑOLA Y LAS ACTUACIONES DEL BANCO CENTRAL EUROPEO LAS ORGANIZACIONES FIRMANTES
DENUNCIAMOS:
1. Que el aumento en la prima de riesgo que encarece la financiación de la deuda pública española, y de otros países europeos, es exclusivamente el resultado de operaciones especulativas y que no responde a la situación objetiva de la economía española.
2. Que una gran parte de esas operaciones especulativas se llevan a cabo con dinero prestado a bajísimo interés por el Banco Central Europeo a los bancos privados con el fin de que éstos financien a las empresas y consumidores.Y todas ellas gracias a la falta de control y regulación de los mercados que consienten las autoridades europeas y nacionales.
3. Que esas operaciones proporcionan una gran rentabilidad a estos bancos y a los fondos que las llevan a cabo pero suponen un coste elevadísimo para nuestra economía. Y que éste recae sobre las clases trabajadoras y de modo muy particular sobre las mujeres, pues la reducción de gasto social y la pérdida de impulso de las políticas de igualdad les viene afectando especialmente.
4. Que esta especulación financiera es la causante de la crisis y la que hace que, en lugar de poder salir de ella, las economías europeas se encuentren cada vez más cerca del desastre.
5. Que es un imperativo ético acabar con estas operaciones especulativas que destrozan riqueza y condenan a los pueblos a sufrir daños innecesarios.
6. Que para acabar con el problema de la deuda que originalmente ha provocado la crisis generada por la banca internacional no es suficiente con que el Banco Central Europeo realice compras de deuda de vez en cuando, como viene haciendo, sino tomar otras medidas de mayor calado pero hoy día absolutamente imprescindibles como:
a) Establecer tasas disuasorias sobre esas transacciones financieras,
b) Auditar la deuda de los diferentes estados para rechazar el pago de la que se considere odiosa o ilegítima, reformar el mercado europeo de deuda para evitar la presencia de especuladores y poner en marcha un mecanismo permanente de financiación de los estados en las mismas condiciones en que se financió a los bancos que provocaron la crisis.
c) Y, si fuese necesario, imponer controles de capital para impedir que los especulativos pongan en peligro el proyecto europeo, la estabilidad económica y el bienestar social.
Reclamamos la puesta en marcha inmediata de este tipo de medidas y llamamos a la ciudadanía a manifestarse en contra de la pasividad y la complicidad de los gobiernos ante los especuladores financieros y a abrir un debate ciudadano, plural y democrático sobre las nuevas formas en que Europa puede liberarse de la tiranía de los mercados y del terrorismo financiero.
MESAS CIUDADANAS DE CONVERGENCIA Y ACCIÓN DRY CEPS FORUM FEMINISTA ATTAC ESPAÑA -
“No creas en lo que ven tus ojos…”
(0)Les dejo este artículo de Juan Goytisolo. Forma parte de un dossier informativo sobre las revueltas en Oriente Próximo y el Magreb, disponible en la página web de El País.
No creas en lo que ven tus ojos…
JUAN GOYTISOLO 30/01/2011
“La plebe no debe recibir educación. Pues si sabe tanto como yo, me desobedecerá en la misma medida en la que ahora me obedece”. Catalina la Grande, zarina de Rusia.
A fines de los setenta del pasado siglo mantenía una relación amistosa en París con un inmigrante magrebí a quien guié por el laberinto administrativo de la reunificación familiar con su segunda esposa y los hijos que tuvo de ella, objetivo alcanzado, si mal no recuerdo, en 1980. Sus tres vástagos de nacionalidad francesa son ahora: cuadro de una empresa multinacional (la hija mayor); otra licenciada en biología; y un joven estudiante de ingeniería industrial. Los dos hijos de la mujer de la que se divorció antes de emigrar siguen en Argelia pese a los esfuerzos de mi amigo por traerlos también a Francia. Ambos abandonaron sus estudios en la escuela pública. trataron de dar el salto a Europa pero fueron devueltos a su país y allí permanecen sin trabajo ni expectativas de cambio, como centenares de miles de hitistas (aguantaparedes) abandonados a su suerte.
Este caso resume de modo gráfico el resultado de las derivas sucesivas de un proyecto político que fue en sus orígenes laico y democrático hacia una dictadura militar y un régimen de partido único responsables del hundimiento de Argelia en la autocracia y el subdesarrollo. La eliminación cuidadosamente planeada de cuantos líderes sustentaban dicho plan en sus inicios abrió en efecto las puertas a una ideología retrógrada que desembocaría más tarde en el oscurantismo islamista y la guerra civil de los años 90.
Está a la vista de todos el despifarro ocasionado por la fallida política de industrialización a la soviética, la ruina de la rica agricultura legada por los franceses, la compra disparatada de armamento que acentúa la dependencia de Argel con respecto a las potencias que lo suministran y favorece la corrupción de la nomenklatura militar a expensas de una economía sostenible y de un programa coherente de inserción de la juventud en el proyecto de reconstrucción nacional. Pero lo más grave es sin duda el desmantelamiento del sistema educativo heredado del poder colonial -sistema laico que convenía preservar, una vez purgado de sus resabios eurocentristas- y en la manipulación ocultativa de la compleja identidad argelina (árabo-bereber-francesa) en nombre de un araboislamismo excluyente que desterró o acalló las voces críticas de los intelectuales laicos (Mohamed Harbi, Kateb Yacine, etcétera).
En su busca de una legitimidad que su golpismo le vedaba, Bumedián protagonizó, bajo un discurso progresista de fachada, una política de arabización forzada que, sin mejorar el nivel de conocimiento de la lengua clásica, arruinó la enseñanza del francés y, por obra de los profesores reclutados en Egipto y otros países de Oriente Próximo, sembró las semillas del radicalismo ideológico del Frente Islámico de Salvación y del Grupo Islámico Armado. La legitimidad que buscaba se inscribía en verdad en la vieja tradición del recurso a la religión por los gobiernos autocráticos, esto es, la cultura de la sumisión a la autoridad, la rehabilitación de creencias y costumbres patriarcales anacrónicas, el retorno a un dogmatismo que inmoviliza las energías creadoras y la capacidad reflexiva de quienes lo soportan.
Como en pasadas épocas de nuestra historia, la educación fue reemplazada por el adoctrinamiento, el pensamiento crítico por la memorización de los textos sagrados. Filosofía, ciencias, lenguas extranjeras decayeron en las escuelas públicas hasta crear un yermo propicio a todos los extravíos doctrinales. Paralelamente a tan vertiginoso salto atrás, los miembros de la clase dirigente responsables de él, enviaban a sus hijos a estudiar a Francia o Norteamérica en un ejemplar ejercicio de cinismo que revelaba el propósito de perpetuar las diferencias entre la población sumida en la ignorancia y una casta hábil en el manejo de las técnicas y conocimientos destinados a perpetuar su dominio.
Obviamente, dicha evocación del hundimiento del sistema educativo argelino no se limita ni mucho menos a éste sino que vale para el de casi todos los países árabes y musulmanes, independientemente de las particularidades y rasgos especificos que distinguen a unos de otros. En los años setenta y ochenta del pasado siglo la arabización e islamización de la enseñanza destinadas a frenar la “amenaza marxista” rebajaron dramáticamente el nivel de humanidades tanto en Marruecos como en Túnez. En otros Estados la situación es peor: el índice de escolaridad es mucho más bajo. Los ejemplos de tal regresión son contundentes: en la nómina de las 200 mejores universidades del mundo publicada en 2010 por el U.S. News & World Report no figura ninguna del ámbito árabe. El resultado es desolador y exige una severa autocrítica. Como dijo el muftí bosnio Mustafá Ceric, a quien entrevisté en Sarajevo durante el asedio: “Los musulmanes han usado y abusado del islam para ocultar sus errores”.
Si de los maleficios del petróleo del Magreb pasamos a los de Oriente Próximo, comprobaremos que si bien Argelia dispone hoy de 155.000 millones de dólares de reservas de divisas y de 48.000 millones de euros del Fondo regulador de ingresos -datos conocidos por los jóvenes que expresaban su cólera contra el desempleo y la falta de viviendas-, dichos maleficios son con todo muy inferiores a los que acumulan en sus arcas las teocracias del Golfo. Sus delirantes presupuestos militares -Estados Unidos vendió a Arabia Saudí, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos aviones, misiles balísticos y escudos de defensa antiaérea por valor de 90.000 millones de euros a lo largo de 2010- muestran a las claras sus prioridades políticas: “cortar la cabeza a la serpiente” antes de que Irán se haga con el arma nuclear. El contraste entre los gastos armamentísticos y suntuarios de los monarcas y jeques del área y el mediocre nivel educativo de los jóvenes es más que chocante. Los estudiantes de segundo grado obtienen resultados muy bajos en ciencias y matemáticas sin contar con su ignorancia de unas humanidades proscritas de las escuelas y campus universitarios. Pese al elevadísimo producto nacional bruto procedente del petróleo y sus derivados energéticos, los Estados de la Península Arábiga no disponen de un número suficiente de jóvenes cualificados y deben recurrir a millares de inmigrantes de India, Malasia y Singapur.
Una incentiva comparación histórica entre los actuales descendientes de los beduinos adeptos del wahabismo y nuestros cristianos viejos, entre la España del siglo XVI y las petromonarquías de hoy no está fuera de lugar. Como observó sir Richard Burton en la magnífica evocación de su peregrinaje a La Meca y Medina los menestrales y comerciantes de las ciudades santas del islam eran forasteros y ningún hijo de aquellas, escribía, aceptaría por nada del mundo oficios tan despreciables y bajos. Sus palabras se ajustan como vitola al habano a los prejuicios de nuestros hidalgos respecto al comercio y los trabajos manuales propios de los judeoconversos y de los moriscos. El orgullo castizo del linaje y la sangre limpia de toda mezcla o mancha se corresponde también con el prejuicio ancestral que veda al beduino contraer matrimonio con la hija de un artesano. “Como los castellanos -prosigue Burton, que desde luego no había leído a Américo Castro-, los beduinos consideran que el trabajo humilla a cualquiera fuera de los esclavos”.
Si saltamos del siglo XIX a comienzos del XXI, la comparación -aproximativa como todas las comparaciones- contiene numerosos puntos de contacto que inducen a la reflexión. Sustituyamos el oro de Indias por el petróleo y al hidalgo por el beduino enriquecido de hoy y veremos que si el metal amarillo transitaba por la Península para acabar en gran parte en Génova y los Países Bajos, los maleficios del oro negro se acumulan en los bancos americanos, suizos o británicos: cuando Sadam Husein invadió Kuwait para adueñarse de sus depósitos de “monedas fuertes” sólo el 13% de los mismos se hallaba en el emirato. Si el oro servía en España a la construcción de iglesias y palacios, las ganancias procuradas por los hidrocarburos se destinan a la financiación de madrazas y mezquitas, no sólo en el mundo islámico sino también en Europa, y a la edificación de residencias suntuosas para los jeques y emires petroleros en Londres, París, Marbella o Casablanca. Ni en un caso ni en otro, el maná surgido del suelo se utilizó ni se utiliza en responder a las apremiantes necesidades de los pueblos en materia de educación. El 47% de los árabes son analfabetos y la mezcla explosiva de ignorancia, frustración y conciencia de la injusticia de la que son víctimas es el caldo de cultivo del actual terrorismo yihadista.
Lo ocurrido en la pasada década desde el monstruoso atentado del 11-S abre un periodo de turbulencias inéditas en la historia reciente de los pueblos de Oriente Próximo. Si la respuesta a la política israelí en los Territorios Ocupados de Palestina, al genocidio de los musulmanes bosnios y al aplastamiento del pueblo checheno por las botas del Kremlin venía cantada, cuanto sucede hoy introduce un elemento nuevo y más nocivo en la barbarie que se extiende por la región. La multiplicación de atentados suicidas contra las comunidades chiíes de Irak y Pakistán y el acoso a los cristianos de Irak y Egipto establecidos allí antes de la llegada del islam revelan hasta qué punto el sectarismo doctrinal y la regresión de los valores cívicos y educativos en la mayoría de Estados arabomusulmanes se vuelve contra los principios religiosos que predican de puertas afuera y constituyen un poderoso obstáculo a la aceptación en su ámbito de la validez universal de la democracia y de los derechos humanos, incluidos en primer lugar los de la mujer.
El temor y pusilanimidad del núcleo identitario araboislámico y su anclaje en la evocación de un pasado glorioso le inducen a negar el valor de la diversidad, del interculturalismo y la ósmosis. La labor esclarecedora de los marroquíes Abdellah Laroui y Mohamed Ábed Yabrí, del egipcio Naser Abú Zaíd, del argelino Mohamed Arkoun o el tunecino Hichem Djait choca por desgracia con el muro de una tradición teológica -en realidad de un discurso ideologizado- que ignora o rechaza los avances del pensamiento y las ciencias: “no creas en lo que ven tus ojos, cree en lo que te contamos”. Los desastres acumulados a partir del inhumano régimen de apartheid israelí en Gaza y Cisjordanía y de la criminal destrucción de Irak sirven de coartada a un inmovilismo que perpetúa el estancamiento educativo y el desarrollo humano tanto en Oriente Próximo como en el Magreb.
La revuelta cívica tunecina que culminó en el derrocamiento de Ben Ali se ha convertido en el faro esperanzador que ilumina todo el espacio que se extiende del Atlántico al Golfo. Los pueblos han comprendido que pueden ser dueños de su destino gracias al modesto vendedor de frutas cuya inmolación galvaniza hoy las energías de millones de árabes que a través de Internet, teléfonos móviles y canales de televisión por satélite rompen su anterior aislamiento y expresan su cólera contra unas gerontocracias que les niegan la dignidad y el trabajo.
Juan Goytisolo es escritor. -
Día internacional de la Mujer: Rosa Luxemburgo
(0)Me permito reproducir la entrada de un blog que sigo y aconsejo del sociológo y militante chileno Manuel Guerrero. En él nos celebra la figura y el pensamiento de Rosa Luxemburgo para recordar la causa feminista, que es la de todos.
EN ESTE NUEVO 8 DE MARZO…¡VIVA ROSA LUXEMBURGO!
Se nos viene otro 8 de marzo, ocasión propicia para reivindicar las huellas de esta gran mujer, Rosa Luxemburgo, revolucionaria, feminista y antimilitarista. Una estudiosa e intelectual original, crítica inclaudicable, dirigente pública y oradora ejemplar, valiente. La admirada Rosa… La sigo en su vida y en su trágica muerte, en su …entrega generosa, en su intransigencia democrática. ¿Cómo no admirar a quién tuvo la genial idea de reinvindicar a Espartaco para nuestros tiempos modernos?¡Viva Rosa! ¡Vivan las Rosas del mundo! ¡Vivan las luchas de las mujeres por un mundo más justo para todos/as! ¡Abajo toda forma de discriminación e intolerancia!¡Viva la pluralidad real, no formal, sino con ejercicio efectivo de derechos!
Aquí algo sobre su vida y pensamiento:
El 15 de marzo de 1871, en Zamosc, cerca de Lublin, en la Polonia anexada por el imperio ruso, nació Rosa, hija del comerciante en maderas Eliasz Luxemburg III y de Line Lowenstein, quienes ya tenían otros cuatro hijos. La última llegó al mundo con una insuficiencia en el crecimiento y una malformación de cadera que la discapacitaron de por vida. Con la mudanza de la familia a Varsovia, Rosa ingresó a un instituto femenino de segunda enseñanza y a los 15 años comenzó a militar en el partido izquierdista Proletariat, que fue diezmado por las autoridades tras organizar una huelga general.
En 1887 Rosa terminó el secundario – con notas altas – y escapó a Suiza para evitar su detención. En la universidad de Zurich estudió filosofía, historia, economía y matemáticas, especializándose en Teoría del Estado, Edad Media y crisis económicas.
En 1893, junto a Leo Jogiches y Julius Karski fundó el periódico La Causa de los Trabajadores, que combatía las políticas nacionalistas del Partido Socialista Polaco. Rosa Luxemburgo creía que la lucha debía ser contra el capitalismo y no por una Polonia independiente. Pronto, con Leo Jogiches, fundo el Partido Socialdemócrata de Polonia, que mas tarde lo fue de Polonia y Lituania. Rosa Luxemburgo fue la principal teórica de la socialdemocracia polaca aunque vivió la mayor parte de su vida en Alemania, cuya ciudadanía obtuvo en 1898 al casarse con Gustav Lubeck, con quien se radicó en Berlín. Allí participó del ala mas izquierdista del Partido Socialdemócrata Alemán y su habilidad retórica la convirtió en una de las líderes.
A partir de 1900, Luxemburgo publicó artículos sobre problemas económicos y sociales, fue encarcelada tres veces pero nunca abandonó su lucha política. En 1912, en un congreso socialista en París, propuso junto a Jean Jaures que, en caso de estallar la guerra, los partidos obreros de Europa debían declarar la huelga general. Cuando finalmente comenzó la guerra, los diputados socialdemócratas votaron lo contrario. Para Rosa Luxemburgo fue una derrota que la llevó al abismo emocional.
Con Karl Liebknecht, Clara Zetkin y Franz Mehring, creó en agosto de 1914 un grupo de lucha que, posteriormente, se convertiría en la Liga Espartaquista. Escribían panfletos que firmaban “Espartaco”, como el gladiador que sublevó a los esclavos de Roma. La Liga rechazó la postura de los diputados y convocó a una huelga general: Rosa fue presa. Al salir de la cárcel fundó el periódico La Bandera Roja y luego el Partido Comunista de Alemania. Una nueva oleada revolucionaria surgió y fue aplastada, Rosa Luxemburgo y Liebknecht fueron capturados en Berlín el 15 de enero de 1919 y asesinados ese mismo día: Rosa fue muerta a culatazos y su cuerpo arrojado al río.Este es su pensamiento:
– ¿Cómo analiza usted la función de los sindicatos?
– Los sindicatos no son más que una organización defensiva de la clase obrera contra los ataques de la ganancia. Reflejan la resistencia obrera ante la opresión de la economía capitalista. Por un lado, los sindicatos tienen la función de influir sobre la situación del mercado de fuerza de trabajo. Pero esta influencia se ve constantemente superada por la proletarización de las capas medias de nuestra sociedad, proceso que aporta constantemente nueva mercadería al mercado del trabajo. La segunda función de los sindicatos es la de mejorar la situación de los obreros. Es decir, incrementar la parte de la riqueza social que estos reciben. Esta parte, empero, se ve constantemente reducida con la ineluctabilidad (inevitabilidad, que no puede lucharse contra ello) de un proceso natural: por el incremento de la productividad del trabajo. En otras palabras, las condiciones objetivas de la sociedad capitalista transforman las dos funciones económicas de los sindicatos en una suerte de trabajo de Sísifo que es, de todas maneras, indispensable. El hecho es que los sindicatos son los menos capacitados para lanzar una ofensiva económica contra la ganancia.– Algunos liberales, no todos, vinculan democracia con sistema capitalista, como condiciones naturales de los dos términos. ¿Usted qué opina?
– Cuando el capitalismo comenzó como primera forma de producción de mercancías, recurrió a una constitución democrática en las comunas municipales del Medioevo. Luego, cuando desarrolló la manufactura, el capitalismo encontró su forma política correspondiente en la monarquía absoluta. Por último, como economía industrial desarrollada, engendró en Francia la república democrática de 1793, la monarquía absoluta de Napoleón I, la monarquía nobiliaria de la Restauración (1815-1830), la monarquía constitucional burguesa de Luis Felipe, nuevamente la república democrática, nuevamente la monarquía de Napoleón III finalmente, por tercera vez, la república. La victoria ininterrumpida de la democracia, que tanto para el revisionismo como para el liberalismo burgués parece una gran ley fundamental de la historia humana y, sobre todo, de la historia moderna, demuestra ser, luego de una mirada más profunda, un fantasma. No puede establecerse una relación absoluta y general entre desarrollo capitalista y democracia. La forma política de un país es siempre resultado de la combinación de todos los factores políticos existentes, tanto internos como externos. Debemos concluir que la democracia no adquiere mayores posibilidades de sobrevivir en la medida en que la clase obrera renuncia a la lucha por su emancipación, sino que, por el contrario, la democracia adquiere mayores posibilidades de supervivencia a medida que el movimiento socialista se vuelve lo suficientemente fuerte como para luchar contra las consecuencias reaccionarias de la política mundial y la deserción burguesa de la democracia. Quien desee el fortalecimiento de la democracia, debe también desear el fortalecimiento, y no el debilitamiento, del movimiento socialista. Quien renuncia a la lucha por el socialismo, renuncia también a la movilización obrara y a la democracia.– ¿Cómo definiría a la justicia burguesa?
– La justicia de las clases burguesas es como una red que permite escapar a los tiburones voraces, atrapando únicamente a las pequeñas sardinas. Los especuladores que ganan millones son absueltos o han recibido penas ridículas. Los ladronzuelos, hombres y mujeres, son sancionados con severidad draconiana. Agotados por el hambre y el frío, en celdas sin calefacción, estos seres abandonados por la sociedad esperan piedad y compasión.– El sistema suele presentar las crisis económicas, muchas veces provocadas por sus beneficiarios, como fenómenos casi naturales. ¿Coincide con esa apreciación?
– Sí, efectivamente, y lo más notable de esto es que todos los afectados, el conjunto de la sociedad, consideran y tratan a la crisis como algo fuera de la esfera de la voluntad y el control humano, un golpe fuerte propinado por un poder invisible y mayor, una prueba enviada desde el cielo, parecida a una gran tormenta eléctrica, un terremoto, una inundación.– Si tuviera que elegir un pensamiento propio o ajeno para despedirnos, ¿Cuál sería?
– Elegiría las palabras de uno de nuestros escritores clásicos, un hombre que no era un revolucionario proletario sino un espíritu revolucionario proveniente de la clase media. Me refiero a Lessing, y paso a citar un pasaje que siempre ha suscitado mi interés y simpatía: “No sé si es un deber sacrificar la felicidad y la vida en aras de la verdad. Pero si sé que tenemos el deber, si queremos enseñar la verdad, de enseñarla completa o no enseñarla, enseñarla con claridad y franqueza, sin equívocos ni reservas, inspirados por la plena confianza en su poder. Cuanto más grosero el error, más corto y directo es el camino que conduce a la verdad. Pero un error altamente sofisticado nos alienará permanentemente de la verdad, tanto más cuánto nos cueste comprender que se trata de un error. Quien piense en llevar a la humanidad la verdad enmascarada y pintarrajeada, puede ser el alcahuete de la verdad, pero jamás ha sido su amante”. -
Porque las historias importan, muchas historias importan
(0)Les dejo este video que un amigo me ha hecho llegar sobre la importancia de rebasar la “historia única-unilateral” que destruye la dignidad de los pueblos y refuerza las diferencias en vez de las similitudes.
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Aguas internacionales: un blog de contextos
(0)Les remito al Blog de Ramón Lobo, que como el propio autor afirma, quiere ser un blog de contextos. Que además de informar de cosas que pasan y han pasado en el mundo remite a enlaces de interés. Ahí va la dirección.
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Un diagnóstico de la economía española
(0)En pocas palabras Juan Torres López expone los problemas más acuciantes de la economía española, al tiempo que señala alguno de sus orígenes. Pueden leerlo aquí
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Cómo funciona el mundo: el poder financiero
(0)El caso de Grecia ilustra a la perfección la lucha entre el poder económico y la democracia. En el caso de España, “cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar”. Léase el siguiente artículo