Existen resultados que sugieren que el plasma sanguíneo de pacientes que se han recuperado de la infección por coronavirus, el llamado plasma convaleciente, puede ayudar a reducir la severidad de la enfermedad. Se trata de una estrategia alternativa, pues aún no existe ningún fármaco o vacuna como tratamiento antiviral específico aprobado para la COVID-19. Estos primeros resultados, obtenidos en hospitales de China, han sido publicados en la prestigiosa revista científica (PNAS), y parecen demostrar que el plasma de pacientes convalecientes puede incluso ser efectivo hasta en pacientes críticos.
Sin embargo, los mismos autores del estudio son prudentes e indican que aún es necesario investigar más sobre aspectos tan importantes como la dosis óptima de plasma, el momento adecuado tanto de la obtención del plasma de los pacientes recuperados como de la aplicación a los pacientes enfermos, e incluso el verdadero beneficio clínico como tal. Esto es debido a diferentes factores que se han de tener en cuenta.
Uno de estos factores es que el hecho de que un paciente se recupere no es suficiente para que su plasma sea de utilidad, pues es necesario encontrar los pacientes recuperados adecuados y que la obtención del plasma se lleve a cabo en el momento preciso. Es decir, por un lado se necesitan personas que hubiesen desarrollado síntomas severos, pues se ha detectado que hay relación entre una mayor producción de anticuerpos cuando los síntomas son más severos. Por otro lado, su suero ha ser ser recogido en los primeros momentos en los que comience la recuperación, precisamente porque es ahí cuando más anticuerpos existen, cantidad que también disminuye con el tiempo. Más aún, incluso hay pacientes que han dado positivo en la infección pero a los que no se les han detectado los anticuerpos. Es por ello que los pacientes adecuados son los denominados, además de convalecientes, hiperinmunes.
Así pues, encontrar a las personas donantes adecuadas no es fácil, ya que lo normal es que dichos donantes sean pacientes que estén hospitalizados y, si están hospitalizados, es muy probable que sean personas mayores que padezcan otras enfermedades, en cuyo caso no sería lo más apropiado. En este sentido, diferentes países están usando estrategias distintas. Por ejemplo, en Italia los voluntarios que se están seleccionando son trabajadores clínicos jóvenes que donan una vez recuperados, aún posiblemente habiéndose superado la ventana temporal óptima para que su plasma sea hiperinmune. Sin embargo, en EEUU aún están a la espera de desarrollar un test específico que permita identificar a los pacientes recuperados hiperinmunes.
Otro factor importante a tener en cuenta es el verdadero beneficio clínico del uso del plasma hiperinmune, algo que tampoco es nada sencillo dado que para ello se requiere realizar un ensayo clínico aleatorizado que incluya a pacientes a los que se les administre un placebo, y no el plasma de convalecientes. Pero no es ético, al menos en los países occidentales, denegar un posible tratamiento que puede salvar la vida a pacientes con riesgo de morir. Por las noticias que leemos, parece ser que se están llevando a cabo estudios de este tipo en China y, en su caso, serán esos datos más robustos los que puedan demostrar si el tratamiento con plasma hiperinmune es efectivo a larga escala.
La anterior imagen es de la noticia en Diario Jaén sobre el ensayo clínico que que se va a llevar a cabo en Andalucía, y que incluye algunos de los comentarios de esta entrada.