Ciencia y poesía: taller de haikus (I)

(IES Hermanos Medina Rivilla)

© Imagen y haiku (FJ Esteban); diseño: Curro Gutiérrez (Scriptorium Yayyan).

Elena Felíu ArquiolaUniversidad de Jaén y Francisco José Esteban RuizUniversidad de Jaén

El pasado 5 de noviembre llevamos a cabo, en la Semana de la Ciencia 2021, la actividad Ciencia y poesía: taller de haikus, ofertada a estudiantes de los dos últimos cursos de ESO y de Bachillerato de cualquier modalidad (Ciencias, Humanidades y Ciencias Sociales, Artes).

El objetivo era mostrar que ciencia y poesía, lejos de ser ámbitos alejados entre sí, como la organización de las asignaturas de nuestro sistema educativo podría sugerir, constituyen dos maneras complementarias de conocer la realidad que se interrelacionan y se alimentan mutuamente. Ambas buscan el descubrimiento y ambas requieren intuición y creatividad, pero también trabajo y constancia.

Como muestra de esta interconexión, se presentaron al alumnado ejemplos de científicas y científicos que escriben poesía, así como de poetas con formación científica. También se mostró cómo la metáfora está presente con frecuencia en el lenguaje científico.

Además, con la lectura de una selección de textos poéticos se constató que la ciencia constituye el tema de numerosos poemas tanto a lo largo de la tradición literaria como en la literatura contemporánea.

El taller, como aplicación práctica, consistió en la creación de haikus de tema científico. El haiku es un tipo de composición poética de tres versos, formada por diecisiete sílabas, que se caracteriza por captar el instante, por su sencillez expresiva y por su capacidad de generar emoción.

En este primer taller nos acompañaron dos grupos de estudiantes de tercer curso de la ESO del IES Hermanos Medina Rivilla de Bailén (Jaén).

Con el permiso de los jóvenes poetas, y de sus profes, mostramos a continuación el resultado del taller.

Esperamos que os guste. Quienes estuvimos, lo pasamos genial.

Haikus

En primavera
las flores nos sonríen,
inverno llora.

Aarón Mora Martínez
el infinito
no es lo mismo en sociales
que en matemáticas

son las neuronas
la mente de la vida
y el pensamiento

llega el otoño
con las hojas marrones
y clima frío

Álvaro Molina García
está el destino
escrito en los versos
que te dedico

mi cerebro es
el rincón más secreto
que mi alma guarda

Ana Recena Berja
Las matemáticas,
sumando y restando,
como la vida.

Ana Vilar Torres
El mal tiempo

Lluvia de abril
Tristes fríos de invierno
Días de julio

Ángel González Flores
Flores cantando,
viento que sopla en cuanto
maúllan rocas.

Anónimo
Las matemáticas
son la suma y la resta
y la ecuación.

Nuestras neuronas
son lo más importante
del ser humano.

Son esas células
las que nos mueven siempre
bastante rápido.

David Lendínez Tuzón
Las matemáticas,
tan exactas y a la
vez infinitas.

Diego Jesús Rusillo García-Muñoz
por la mañana
las ráfagas de sol
nos iluminan

el infinito
es vacío en el fondo
de su interior

Belén Acuña Borrás
Esa galaxia
es un millón de estrellas
que por ti brillan.

Elena Perales Contreras
Luz y universo
mar calmado y azul
así eres tú

Encarna María García Campos
La vida como
el agua en el verano
tan fresca y bella.

Guillermo Merino Chico
El infinito
es como maravilla
en una célula.

Llega el otoño,
a la calle la lluvia,
caen las hojas.

La muerte llega,
infinito descanso,
dejarlo todo.

Joaquín Merino Mendoza
Las matemáticas
son el laberinto y
un infinito.

José María Díaz Galera
Respira, besa,
me mira.
Yo respiro: ya es un latido.

Fotovoltaico:
tiene que iluminarte
y dar calambre.

No cuentes más,
pi no acaba. Me fui
de nuestra ciencia.

Viajemos lejos
con neurotransmisores
de tu cerebro.

Juan Moya Ortiz
No es olvidar,
sino que es recordar
lo ya pasado.

En primavera
con la naturaleza
el sol se esmera.

Es mi cerebro:
piensa que yo no puedo
porque no quiero.

Juan Antonio Moya García
Con elementos
estamos conformados,
elaborados.

Llega el otoño,
antes de la tormenta
el viento corre.

María Barragán González
en primavera
las flores más bonitas
resurgen pronto

Marta Perales Contreras
En primavera
mis neuronas explotan
al más allá.

En primavera
mi cara danza al sol
cuando amanece.

Miguel Arace Rodríguez
presente en todo
compone cualquier cosa
átomo azul

el infinito
da forma a las galaxias
negras y enteras

galaxia oscura
donde el sol acompaña
y no la luna

célula humana
da los nombres a todo
y también forma

Pablo Fernández Jurado
Todo eso es como
las simples matemáticas,
o sea, raras.

Tantas neuronas
para solo gastarlas
de formas malas.

Pedro Manuel Padilla Gómez
La vida pasa
como un rayo de luz.
Es un cohete.

Rosa Molina Villar
El infinito
es un ocho al revés
en matemáticas.

Salvador Barragán Romero

Lo que la ciencia tiene de poético y viceversa

Shutterstock / OnePencils
Francisco José Esteban Ruiz, Universidad de Jaén y Elena Felíu Arquiola, Universidad de Jaén

 

Las mariposas del alma. Así llamaba Cajal a las neuronas. Y con esta metáfora captamos en clase la atención del alumnado al comienzo del estudio del sistema nervioso.

Sí, la ciencia y la poesía mantienen una bonita amistad, aunque no es frecuente que vayan de la mano en el aula. De hecho, la organización de las asignaturas de nuestro sistema educativo hace que difícilmente exista contacto entre los contenidos de ciencias y los de lengua y literatura.

Sin embargo, como actividades de estudio, ciencia y poesía están bien relacionadas. Ambas buscan el descubrimiento y requieren intuición, creatividad, tesón y constancia. La ciencia desde la objetividad y la poesía desde la subjetividad –con esa maravillosa capacidad de despertar emociones– son dos modos complementarios de conocer la realidad.

Ciencia con rima

En su excelente ensayo Anhelo de unidad, Juan Antonio González Iglesias afirma que “poesía, ciencia y filosofía fueron en origen una sola cosa”. Los filósofos presocráticos, como Parménides y Empédocles, explicaban científicamente el mundo a través del lenguaje poético, mientras que en Roma un autor como Lucrecio dedicó su poema De rerum natura a transmitir la física de Demócrito y la ética de Epicuro.

La simbiosis entre ciencia y literatura se extiende durante la Edad Media y el Renacimiento, para luego decaer a partir del siglo XVIII debido a la especialización del conocimiento.

Entre las manifestaciones que, del siglo XIX al XXI, distintos poetas y científicos han realizado acerca de las sinergias entre ciencia y poesía, existen ejemplos muy conocidos. Es el caso de Roald Hoffmann, poeta y premio Nobel de Química.

Y, en lo que respecta al contexto español actual, destaca Carlos Briones, investigador del CSIC en el Centro de Astrobiología (CSIC-INTA), quien combina la actividad científica, la divulgativa y la poética como ganador del prestigioso Premio de Poesía Hiperión con el poemario De donde estás ausente.

En cuanto a poetas con formación científica, junto a los casos conocidos de Jorge Riechmann y de Agustín Fernández Mallo, licenciados en Matemáticas y Físicas respectivamente, queremos mencionar a María Elena Higueruelo, una joven autora jiennense graduada en Matemáticas y galardonada hace unos días con el Premio Nacional de Poesía Joven 2021.

Ciencia en la poesía, poesía en la ciencia

En los textos, la simbiosis creativa entre ciencia y poesía presenta diversas manifestaciones. Así, los avances técnico-científicos han constituido a lo largo de la historia de la literatura el tema de numerosos poemas.

Como ejemplo reciente, destaca el libro Error 404, escrito por otra joven jiennense con varios premios bajo el brazo, Begoña M. Rueda, y vertebrado en torno a la informática, cuyo poema central está escrito en código binario (¿Se atreven a descifrarlo? Los autores de este artículo lo hicimos).

Igualmente, los poetas reinterpretan conceptos procedentes de distintos ámbitos de la ciencia para la expresión de la subjetividad. Así sucede con el concepto matemático de fractal en los poemas “El corazón” de Andrés Newman y “Territorio fractal” de Carlos Briones.

A su vez, en el lenguaje científico se emplea con frecuencia la metáfora, y con diversas funciones. Queremos destacar dos de ellas: la función denominativa, que se manifiesta en la acuñación de términos científicos, y la función descriptiva, que se da especialmente en el terreno de la divulgación.

Ejemplos de ambas se pueden encontrar en un reciente artículo publicado en The Conversation. Términos propios de la vulcanología, con los que por desgracia nos hemos familiarizado en las últimas semanas, como “enjambre sísmico”, “edificio volcánico” o “boca eruptiva”, constituyen claros ejemplos de la función denominativa de la metáfora.

Además, el sintagma “arterias del volcán” se emplea como metáfora descriptiva (“el magma se acumula en forma de reservorios y se transporta a través de conductos, o diques, como si fueran las arterias del volcán”).

En el terreno de la divulgación científica son numerosas las voces y las iniciativas que desde hace años buscan construir puentes entre el territorio científico y el poético, como la sección Poesía y ciencia de la plataforma madrid+d, o el monográfico de la revista Litoral titulado Ciencia y poesía. Vasos comunicantes. Además de la atractiva exposición Ciencia y poesía.

Desde aquí, invitamos a tender puentes también en el aula. No se equivocaba la médica y educadora María Montessori al decir:

“Necesitamos especialmente de la imaginación en las ciencias. No todo es matemáticas y no todo es simple lógica, también se trata de un poco de belleza y poesía”.

Francisco José Esteban Ruiz, Profesor Titular de Biología Celular, Universidad de Jaén y Elena Felíu Arquiola, Profesora Titular de Lengua Española, Universidad de Jaén

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.